Aunque sus novelas a menudo pueden ser clasificadas en más de un género, las historias de Silvia Moreno García, una mexicana que emigró de pequeña a Canadá con sus padres, rondan el mundo de la ciencia ficción y la fantasía juvenil.
Moreno García creció en un hogar en el que papá y mamá eran periodistas radiofónicos. En un diálogo con Claudia Vega, de la librería Whose Books, en Dallas, la escritora estimó que la carrera de sus padres nunca fue una profesión estable sino de "hambruna y fiesta".
"A veces había trabajo y a veces no. Y sabía cuando (iba a escasear) porque de súbito mi madre empezaba a comprar tiburón (que en esa época en Baja California era un pescado barato) y carne de caballo... Entonces pensaba, 'oh no, mi papá está a punto de ser despedido'. Pero siempre tuvimos muchos libros, una riqueza cultural".
En Canadá estudió una carrera universitaria que complementó con una maestría en ciencias. Su trabajo de tiempo completo como escritora de temas científicos lo empezó a combinar con historias de ficción que lograba publicar en revistas.
Siete años después de la publicación de su primer libro, Moreno García se considera una "freelancer de tiempo completo, porque ser escritora es ser una freelancer", afirma.
"Reúnes ingresos de varios lugares, así que, antes solamente solía "freelancear" de modo independiente. Tenía un trabajo estable de tiempo completo y un plan de retiro bueno, pero adiós al plan de pensión", dijo durante la entrevista en el Dallas Museum of Art que precedió a un intercambio de preguntas y respuestas entre los más de 200 asistentes que acudieron al evento.
"Cualquiera de los amigos que tengo que trabajan como escritores hacen cosas raras, como uno que está trabajando como asesor de una compañía de películas, escribe sobre ciencia ficción, pero también hay otro que escribe anuncios publicitarios, etc", añadió sobre la naturaleza de quien vive de las letras.
"Lo que ves en los medios y en televisión es que todos creen que tienes una gran oficina y vives en una mansión y que comes langosta; yo no tengo oficina y escribo en mi cama, con mi computadora en el regazo, pero no es una mala vida ni un modo de vivir malo... simplemente no es la existencia" [que muchos imaginan].
Entre el drama, algo de comedia, ciencia ficción, magia, Moreno García siente que a veces sus obras son "inclasificable" y simplemente sorprende a sus editores con una obra nueva. Ellos la reciben y comienzan a leer.
Otro tema que abordó fue el de la diversidad y su batalla para abrirse camino con sus escritos que, más allá del género, en donde a menudo la acción se centra en su país de nacimiento, aunque son plasmados en inglés.
Recordó que una de sus novelas fue rechazada por una editorial que le "aclaró" que la industria casi exigía que la acción se desarrollara en Estados Unidos. "Y fue el mismo año en que 'American Dirt' fue publicada", recalcó.
Su novela más reciente, "La hija del doctor Moreau", es una imaginaria reinvención de "La isla del doctor Moreau" de H. G. Wells, ambientada en medio de las complejas tensiones de la Guerra de Castas del siglo XIX en México.
Moreno García creció en un hogar en el que papá y mamá eran periodistas radiofónicos. En un diálogo con Claudia Vega, de la librería Whose Books, en Dallas, la escritora estimó que la carrera de sus padres nunca fue una profesión estable sino de "hambruna y fiesta".
"A veces había trabajo y a veces no. Y sabía cuando (iba a escasear) porque de súbito mi madre empezaba a comprar tiburón (que en esa época en Baja California era un pescado barato) y carne de caballo... Entonces pensaba, 'oh no, mi papá está a punto de ser despedido'. Pero siempre tuvimos muchos libros, una riqueza cultural".
En Canadá estudió una carrera universitaria que complementó con una maestría en ciencias. Su trabajo de tiempo completo como escritora de temas científicos lo empezó a combinar con historias de ficción que lograba publicar en revistas.
Siete años después de la publicación de su primer libro, Moreno García se considera una "freelancer de tiempo completo, porque ser escritora es ser una freelancer", afirma.
"Reúnes ingresos de varios lugares, así que, antes solamente solía "freelancear" de modo independiente. Tenía un trabajo estable de tiempo completo y un plan de retiro bueno, pero adiós al plan de pensión", dijo durante la entrevista en el Dallas Museum of Art que precedió a un intercambio de preguntas y respuestas entre los más de 200 asistentes que acudieron al evento.
"Cualquiera de los amigos que tengo que trabajan como escritores hacen cosas raras, como uno que está trabajando como asesor de una compañía de películas, escribe sobre ciencia ficción, pero también hay otro que escribe anuncios publicitarios, etc", añadió sobre la naturaleza de quien vive de las letras.
"Lo que ves en los medios y en televisión es que todos creen que tienes una gran oficina y vives en una mansión y que comes langosta; yo no tengo oficina y escribo en mi cama, con mi computadora en el regazo, pero no es una mala vida ni un modo de vivir malo... simplemente no es la existencia" [que muchos imaginan].
Entre el drama, algo de comedia, ciencia ficción, magia, Moreno García siente que a veces sus obras son "inclasificable" y simplemente sorprende a sus editores con una obra nueva. Ellos la reciben y comienzan a leer.
Otro tema que abordó fue el de la diversidad y su batalla para abrirse camino con sus escritos que, más allá del género, en donde a menudo la acción se centra en su país de nacimiento, aunque son plasmados en inglés.
Recordó que una de sus novelas fue rechazada por una editorial que le "aclaró" que la industria casi exigía que la acción se desarrollara en Estados Unidos. "Y fue el mismo año en que 'American Dirt' fue publicada", recalcó.
Su novela más reciente, "La hija del doctor Moreau", es una imaginaria reinvención de "La isla del doctor Moreau" de H. G. Wells, ambientada en medio de las complejas tensiones de la Guerra de Castas del siglo XIX en México.