En Argentina, el futbol es una pasión que se exacerba, es una competencia en la que el rival no es un simple adversario, es considerado un enemigo; y es también, a veces, una forma de salvarse de la vida en la marginalidad absoluta, opinan quienes lo viven como parte de la cultura popular de su país.
"En Argentina la gente se vuelca mucho en los milagros, los necesita", explica al inicio del documental "Quiero ser un 10", Leo Flota, un representante de futbolistas, quien brevemente hace alusión a la creciente devoción a un santo pagano que se ha vuelto muy popular en su país en los últimos años: El Gauchito Gil.
El futbol, explica Flota, se vive con pasión, con locura. "Acá se nace y tu primer regalo es una pelota de futbol", añade. ¿Saben por qué en Argentina hay una de las canteras más importantes del mundo? Porque también hay representantes como yo, como (Jorge) Bianco, que recorremos el país buscando a estos chicos y tratamos de que no se escape ninguno", subraya.
Los buscadores de talento llegan a recorrer entre 150 y 160 mil kilómetros al año para ir en busca de nuevos talentos o de promesas.
La gente que vive afuera de las capitales futbolíticas del país como Rosario, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires está ávida de aprender cosas nuevas, de mostrar a sus chicos, dice Jorge Bianco.
Un ejemplo claro es el caso de Francisco, un pequeño que vive junto a sus papás en una provincia agrícola-ganadera, ubicada a cientos de kilómetros de la Academia Duchini.
A Francisco le gusta jugar con alpargatas, botines o descalzo, lo dice con naturalidad: "A veces cuando juego acá en la cancha me entra una espina, pero no me duele", explica a la cámara cuando los visores llegan hasta su casa para observarlo, ante la emoción de sus padres y de su propia abuela.
El momento difícil llega cuando el agente le dice a los padres del niño que si Francisco quiere ser un jugador de futbol, eso no puede pasar en Chaco, Saenz-Peña, "porque el futbol profesional se juega en cuatro o cinco ciudades que están a mil kilómetros de distancia. El tendrá que ir para aquellas zonas", les informa.
Y hay que ir adaptándolo a lo que es vivir lejos de la familia, pero también a los padres hay que adaptarlos a esa vida.
La Academia Duchini está en Santa Fé.
LOS PADRES: El documental, que se centra en promesas infantiles y juveniles, muestra el aspecto sociocultural del futbol en Argentina. Las rabietas de los padres cuando ven a sus hijos "fallar" durante partidos en los que son observados por agentes como Flota y Bianco, o las esperanzas agrandadas de cuando a un chico lo empiezan a observar por su talento.
Apenas "el 10 por ciento de los padres son equilibrados, que son los que acompañan a los hijos" a los juegos, afirma Marcelo Roffe, un sicólogo deportivo. "El otro 90 por ciento son entre comillas 'desequilibrados', porque buscan realizar sus propias frustraciones, que como deportistas no han podido alcanzar las metas, o porque buscan salvarse económicamente".
Es un país con tremendas carencias, dice el veterano mánager Gabriel Rodríguez sobre la realidad de Argentina, "a veces muchos {padres} en vez de disfrutar un partido van a gritar y a sacarse los problemas de toda una semana".
Juan Pablo Varsky, un periodista deportivo, va más allá, y agrega que "el futbol es un terreno donde los padres muestran su miseria". El chico hace lo que puede, pero después absorbe ese clima, es una locura, el chico no disfruta".
EL POTRERO EN EL ALMA: Otro caso que retrata "Quiero ser un 10" es de un pequeño que sueña con llegar al profesionalismo para ayudar a su familia.
"Cuando sea grande voy a ser un crack, y voy a ayudar a mi mamá y a mi hermana", dice el niño de tez morena, quien vive en un barrio marginal, en Tiro Federal, Chaco.
"Enrique tiene el potrero en el alma", lo que significa tener el barrio adentro, explica uno de los agentes sobre los orígenes extremadamente humildes del niño, quien es admirador confeso de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
"Quiero ser un 10" fue filmada por el escritor y periodista argentino Hernán Zin. El pasado 2 de agosto debutó en un episodio especial en el canal de NatGeo Mundo.
"En Argentina la gente se vuelca mucho en los milagros, los necesita", explica al inicio del documental "Quiero ser un 10", Leo Flota, un representante de futbolistas, quien brevemente hace alusión a la creciente devoción a un santo pagano que se ha vuelto muy popular en su país en los últimos años: El Gauchito Gil.
El futbol, explica Flota, se vive con pasión, con locura. "Acá se nace y tu primer regalo es una pelota de futbol", añade. ¿Saben por qué en Argentina hay una de las canteras más importantes del mundo? Porque también hay representantes como yo, como (Jorge) Bianco, que recorremos el país buscando a estos chicos y tratamos de que no se escape ninguno", subraya.
Los buscadores de talento llegan a recorrer entre 150 y 160 mil kilómetros al año para ir en busca de nuevos talentos o de promesas.
La gente que vive afuera de las capitales futbolíticas del país como Rosario, Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires está ávida de aprender cosas nuevas, de mostrar a sus chicos, dice Jorge Bianco.
Un ejemplo claro es el caso de Francisco, un pequeño que vive junto a sus papás en una provincia agrícola-ganadera, ubicada a cientos de kilómetros de la Academia Duchini.
A Francisco le gusta jugar con alpargatas, botines o descalzo, lo dice con naturalidad: "A veces cuando juego acá en la cancha me entra una espina, pero no me duele", explica a la cámara cuando los visores llegan hasta su casa para observarlo, ante la emoción de sus padres y de su propia abuela.
El momento difícil llega cuando el agente le dice a los padres del niño que si Francisco quiere ser un jugador de futbol, eso no puede pasar en Chaco, Saenz-Peña, "porque el futbol profesional se juega en cuatro o cinco ciudades que están a mil kilómetros de distancia. El tendrá que ir para aquellas zonas", les informa.
Y hay que ir adaptándolo a lo que es vivir lejos de la familia, pero también a los padres hay que adaptarlos a esa vida.
La Academia Duchini está en Santa Fé.
LOS PADRES: El documental, que se centra en promesas infantiles y juveniles, muestra el aspecto sociocultural del futbol en Argentina. Las rabietas de los padres cuando ven a sus hijos "fallar" durante partidos en los que son observados por agentes como Flota y Bianco, o las esperanzas agrandadas de cuando a un chico lo empiezan a observar por su talento.
Apenas "el 10 por ciento de los padres son equilibrados, que son los que acompañan a los hijos" a los juegos, afirma Marcelo Roffe, un sicólogo deportivo. "El otro 90 por ciento son entre comillas 'desequilibrados', porque buscan realizar sus propias frustraciones, que como deportistas no han podido alcanzar las metas, o porque buscan salvarse económicamente".
Es un país con tremendas carencias, dice el veterano mánager Gabriel Rodríguez sobre la realidad de Argentina, "a veces muchos {padres} en vez de disfrutar un partido van a gritar y a sacarse los problemas de toda una semana".
Juan Pablo Varsky, un periodista deportivo, va más allá, y agrega que "el futbol es un terreno donde los padres muestran su miseria". El chico hace lo que puede, pero después absorbe ese clima, es una locura, el chico no disfruta".
EL POTRERO EN EL ALMA: Otro caso que retrata "Quiero ser un 10" es de un pequeño que sueña con llegar al profesionalismo para ayudar a su familia.
"Cuando sea grande voy a ser un crack, y voy a ayudar a mi mamá y a mi hermana", dice el niño de tez morena, quien vive en un barrio marginal, en Tiro Federal, Chaco.
"Enrique tiene el potrero en el alma", lo que significa tener el barrio adentro, explica uno de los agentes sobre los orígenes extremadamente humildes del niño, quien es admirador confeso de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
"Quiero ser un 10" fue filmada por el escritor y periodista argentino Hernán Zin. El pasado 2 de agosto debutó en un episodio especial en el canal de NatGeo Mundo.