Made in Texas: Una pasión por el futbol al duplicado

(DALLAS, Texas , 20 de noviembre de 2011) -- Los gemelos, como se les conoce entre familiares, amigos y en el ambiente deportivo de Dallas, su ciudad natal, empezaron a practicar futbol a los 4 años de edad. Se trata de Esteban y Manuel Mariel, texanos de nacimiento, de sangre sudamericana y seleccionados nacionales del equipo de futbol de salón de Estados Unidos.

-"Hace mucho tiempo" (que juegan), dice uno de los Mariel. Manuel, podría ser.

Es Manuel, en efecto. Como son idénticos, a primera vista, solamente se le puede distinguir de Esteban por su tatuaje en el antebrazo derecho.

La primera vez que se uniformaron para representar a un equipo fue cuando iban al kindergarden, con los "Red Bulls", un equipo perteneciente a una liga recreacional de Dallas.

Los dos recuerdan que solían jugar todas las posiciones. Siempre juntos, animados por quien ha sido indiscutiblemente su admirador número uno: Federico Mariel, su padre.

"Jugábamos de portero, defensa, mediocampo y delantero", dice Esteban, sonriendo. “Mi papá nos hacía intentarlo todo”.

Desde entonces empezaron a jugar juntos, siempre compartiendo en el mismo equipo, sin excepción alguna, hasta que, a los 14 años, Manuel fue seleccionado para integrar el equipo nacional juvenil de los Estados Unidos.

"Pero hemos jugado juntos por 20 años", aclara rápidamente él mismo.

Manuel jugó en la posición de delantero para la selección estadounidense cuando tenía 14 y 15 años, y su último llamado fue a los 16.

FUERA DE CASA

A la hora de ir a la universidad los gemelos volvieron a compartir la camiseta. Durante un año vistieron el uniforme de la Universidad de Maryland (UMBC, University of Maryland Baltimore County), antes de transferirse a la Southern Methodist en Dallas, en el 2007.

"Era muy frío y buscábamos estar en un lugar un poco más templado", dice Esteban. "Y más cerca de casa.

"Habíamos estado fuera de casa un año antes (de ir a UMBC). Estuvimos en Brasil. A los 17 años terminamos un poco antes la preparatoria", agrega Manuel. "Nos graduamos temprano de Lake Highlands, tomamos clases nocturnas y luego en el verano para terminar antes", detalla.

Con ese adelanto, los dos viajaron a Brasil y jugaron  los primeros ocho meses en  la cantera del Cruzeiro Esporte Club, y los meses restantes del año con el FC Santos.

Y aunque Manuel recuerda que la meta de ambos, y en especial la de él, era saltar al profesionalismo después de su estancia en Brasil, regresaron a Estados Unidos y aceptaron una beca completa para ir a la UMBC.

"Si no hubiera ido a Maryland, quién sabe qué habría pasado", apunta Manuel. "Quién sabe dónde estaría ahora", insiste con cierta duda.

En Maryland, después de la experiencia en Brasil, los gemelos no encontraron la suficiente competitividad en el equipo de la escuela.

"La mentalidad del equipo no era la ideal, no había esas ganas de competir", recuerda Esteban.

En Brasil no llegaron a firmar ningún contrato, por eso permanecieron como amateurs y pudieron volver a integrarse a una escuela como jugadores.

"Nos gustaba allá", afirma Esteban, sobre el ambiente futbolero en Brasil, quien juga como mediocampista.

DE VUELTA EN DALLAS

Schellas Hyndman, quien actualmente es el entrenador del FC Dallas, fue quien reclutó a los gemelos para jugar en la SMU tras un año de experimento cerca de Washington. Y aunque no recibieron una beca completa, se contentaron con poder estar en casa y sobre todo, por el mejor nivel de futbol de su nueva escuela.

Con la adición de los gemelos, el equipo de los Mustangs de la SMU conquistaron el segundo lugar en el ránking nacional en su categoría.

BRASIL, ARGENTINA O ESTADOS UNIDOS

En el ambiente futbolero, Esteban y Manuel son conocidos como "los gemelos brasileños", pero ambos son orgullosamente estadounidenses. Sienten cariño y respeto por la herencia brasileña materna y lo argentino de su papá, pero nacieron en Dallas y son texanos, dicen con mucho orgullo.

Manuel dice que no por ser hijos de una brasileña y un argentino "nacimos con una habilidad atlética especial. Hemos trabajado y entrenado fuerte siempre".

Solange, su madre, está de acuerdo y siempre los ha apoyado en sus empresas, sin importarle bajo qué bandera se identifiquen.

Además de su disciplina, los dos admiten que el apoyo de su familia ha sido fundamental.

“A pesar de que mi mamá y mis hermanos nos han apoyado siempre, mi papá ha sido nuestro fanático, creo que simplemente él ama el deporte. Siempre ha tenido la expectativa de vernos como profesionales”, dice Esteban.

Después de graduarse de la SMU en el 2009, con una licenciatura en Economía, los gemelos se vieron sin un empleo en puerta dentro de su universo deportivo.

Fue entonces que otra vez, con el impulso de su padre, decidieron dedicarse de tiempo completo a City Futsal, un proyecto que iniciaron desde que cursaban la universidad, una escuela de futbol de salón para entrenar a pequeños en el área de Dallas.

Los dos afirman que su vida es el futbol. Ya sea como jugadores, entrenadores o espectadores. Es por ello que se les ve felices y optimistas con sus actividades de Dallas City Futsal, a las que integran a pequeñines en distintos lugares de la ciudad para animarlos a desarrollar sus destrezas en el balompié.

DE NUEVO A LA SELECCIÓN

En el verano, mientras conducían exitosamente campamentos infantiles con City Futsal, Esteban y Manuel se enteraron de un campamento en California, que serviría para  preseleccionar a un equipo que representaría a Estados Unidos en el torneo Grand Prix 2011 de Futbol de Salón en Brasil.

Ambos acudieron y los dos fueron aceptados, en la segunda ronda también calificaron, hasta ser elegidos para la Selección Mayor.

“El hecho de vestir la camiseta de tu selección es algo increíble”, dice Manuel, quien tuvo ese privilegio mucho antes que Esteban.

"Esteban y Manuel han trabajado muchísimo todos estos años y nunca abandonaron sus sueños y deseos de jugar al más alto nivel. Su dedicación y compromiso los han ayudado a superar todos los obstáculos. Estoy extremadamente feliz y orgulloso de ellos, no sólo por el logro, pero más importante por no haber bajado los brazos", dice Federico, su padre.

Sobre el futbol de salón, Esteban estima que a diferencia del soccer tradicional, es un juego que puede resultar predecible, y por lo mismo, “no puedes esconderte. Es un juego muy dinámico, de no parar de moverse".

A mediados de octubre, los gemelos viajaron a Brasil, representando por primera vez, los dos juntos, al equipo nacional de Estados Unidos en el equipo de futbol de salón.

La selección nacional estadounidense compitió junto a otros 15 equipos en el Grand Prix de Futsal en Brasil, un evento de gran prestigio, solamente por detrás de la Copa Mundial. Los otros países participantes fueron: Brasil, quien quedó campeón, Argentina, Uruguay, Paraguay, Irán, Angola, Mozambique, Zambia, Guatemala, Costa Rica, Bélgica, República Checa, Holanda, Hungría y Rusia, subcampeón del torneo.

Estados Unidos no tuvo mucha suerte y no superó la primera ronda del Grand Prix, de hecho, perdió los seis juegos que disputó, pero los gemelos vivieron una experiencia inolvidable, compartiendo por primera vez la vivencia de vestir la camiseta de su país al mismo tiempo, y el anhelado regreso a la tierra donde siempre se han permitido soñar sin límite.

Escríbele un correo electrónico a Sandra Velázquez: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

-"Hace mucho tiempo" (que juegan), dice uno de los Mariel. Manuel, podría ser.

Es Manuel, en efecto. Como son idénticos, a primera vista, solamente se le puede distinguir de Esteban por su tatuaje en el antebrazo derecho.

La primera vez que se uniformaron para representar a un equipo fue cuando iban al kindergarden, con los "Red Bulls", un equipo perteneciente a una liga recreacional de Dallas.

Los dos recuerdan que solían jugar todas las posiciones. Siempre juntos, animados por quien ha sido indiscutiblemente su admirador número uno: Federico Mariel, su padre.

"Jugábamos de portero, defensa, mediocampo y delantero", dice Esteban, sonriendo. “Mi papá nos hacía intentarlo todo”.

Desde entonces empezaron a jugar juntos, siempre compartiendo en el mismo equipo, sin excepción alguna, hasta que, a los 14 años, Manuel fue seleccionado para integrar el equipo nacional juvenil de los Estados Unidos.

"Pero hemos jugado juntos por 20 años", aclara rápidamente él mismo.

Manuel jugó en la posición de delantero para la selección estadounidense cuando tenía 14 y 15 años, y su último llamado fue a los 16.

FUERA DE CASA

A la hora de ir a la universidad los gemelos volvieron a compartir la camiseta. Durante un año vistieron el uniforme de la Universidad de Maryland (UMBC, University of Maryland Baltimore County), antes de transferirse a la Southern Methodist en Dallas, en el 2007.

"Era muy frío y buscábamos estar en un lugar un poco más templado", dice Esteban. "Y más cerca de casa.

"Habíamos estado fuera de casa un año antes (de ir a UMBC). Estuvimos en Brasil. A los 17 años terminamos un poco antes la preparatoria", agrega Manuel. "Nos graduamos temprano de Lake Highlands, tomamos clases nocturnas y luego en el verano para terminar antes", detalla.

Con ese adelanto, los dos viajaron a Brasil y jugaron  los primeros ocho meses en  la cantera del Cruzeiro Esporte Club, y los meses restantes del año con el FC Santos.

Y aunque Manuel recuerda que la meta de ambos, y en especial la de él, era saltar al profesionalismo después de su estancia en Brasil, regresaron a Estados Unidos y aceptaron una beca completa para ir a la UMBC.

"Si no hubiera ido a Maryland, quién sabe qué habría pasado", apunta Manuel. "Quién sabe dónde estaría ahora", insiste con cierta duda.

En Maryland, después de la experiencia en Brasil, los gemelos no encontraron la suficiente competitividad en el equipo de la escuela.

"La mentalidad del equipo no era la ideal, no había esas ganas de competir", recuerda Esteban.

En Brasil no llegaron a firmar ningún contrato, por eso permanecieron como amateurs y pudieron volver a integrarse a una escuela como jugadores.

"Nos gustaba allá", afirma Esteban, sobre el ambiente futbolero en Brasil, quien juga como mediocampista.

DE VUELTA EN DALLAS

Schellas Hyndman, quien actualmente es el entrenador del FC Dallas, fue quien reclutó a los gemelos para jugar en la SMU tras un año de experimento cerca de Washington. Y aunque no recibieron una beca completa, se contentaron con poder estar en casa y sobre todo, por el mejor nivel de futbol de su nueva escuela.

Con la adición de los gemelos, el equipo de los Mustangs de la SMU conquistaron el segundo lugar en el ránking nacional en su categoría.

BRASIL, ARGENTINA O ESTADOS UNIDOS

En el ambiente futbolero, Esteban y Manuel son conocidos como "los gemelos brasileños", pero ambos son orgullosamente estadounidenses. Sienten cariño y respeto por la herencia brasileña materna y lo argentino de su papá, pero nacieron en Dallas y son texanos, dicen con mucho orgullo.

Manuel dice que no por ser hijos de una brasileña y un argentino "nacimos con una habilidad atlética especial. Hemos trabajado y entrenado fuerte siempre".

Solange, su madre, está de acuerdo y siempre los ha apoyado en sus empresas, sin importarle bajo qué bandera se identifiquen.

Además de su disciplina, los dos admiten que el apoyo de su familia ha sido fundamental.

“A pesar de que mi mamá y mis hermanos nos han apoyado siempre, mi papá ha sido nuestro fanático, creo que simplemente él ama el deporte. Siempre ha tenido la expectativa de vernos como profesionales”, dice Esteban.

Después de graduarse de la SMU en el 2009, con una licenciatura en Economía, los gemelos se vieron sin un empleo en puerta dentro de su universo deportivo.

Fue entonces que otra vez, con el impulso de su padre, decidieron dedicarse de tiempo completo a City Futsal, un proyecto que iniciaron desde que cursaban la universidad, una escuela de futbol de salón para entrenar a pequeños en el área de Dallas.

Los dos afirman que su vida es el futbol. Ya sea como jugadores, entrenadores o espectadores. Es por ello que se les ve felices y optimistas con sus actividades de Dallas City Futsal, a las que integran a pequeñines en distintos lugares de la ciudad para animarlos a desarrollar sus destrezas en el balompié.

DE NUEVO A LA SELECCIÓN

En el verano, mientras conducían exitosamente campamentos infantiles con City Futsal, Esteban y Manuel se enteraron de un campamento en California, que serviría para  preseleccionar a un equipo que representaría a Estados Unidos en el torneo Grand Prix 2011 de Futbol de Salón en Brasil.

Ambos acudieron y los dos fueron aceptados, en la segunda ronda también calificaron, hasta ser elegidos para la Selección Mayor.

“El hecho de vestir la camiseta de tu selección es algo increíble”, dice Manuel, quien tuvo ese privilegio mucho antes que Esteban.

"Esteban y Manuel han trabajado muchísimo todos estos años y nunca abandonaron sus sueños y deseos de jugar al más alto nivel. Su dedicación y compromiso los han ayudado a superar todos los obstáculos. Estoy extremadamente feliz y orgulloso de ellos, no sólo por el logro, pero más importante por no haber bajado los brazos", dice Federico, su padre.

Sobre el futbol de salón, Esteban estima que a diferencia del soccer tradicional, es un juego que puede resultar predecible, y por lo mismo, “no puedes esconderte. Es un juego muy dinámico, de no parar de moverse".

A mediados de octubre, los gemelos viajaron a Brasil, representando por primera vez, los dos juntos, al equipo nacional de Estados Unidos en el equipo de futbol de salón.

La selección nacional estadounidense compitió junto a otros 15 equipos en el Grand Prix de Futsal en Brasil, un evento de gran prestigio, solamente por detrás de la Copa Mundial. Los otros países participantes fueron: Brasil, quien quedó campeón, Argentina, Uruguay, Paraguay, Irán, Angola, Mozambique, Zambia, Guatemala, Costa Rica, Bélgica, República Checa, Holanda, Hungría y Rusia, subcampeón del torneo.

Estados Unidos no tuvo mucha suerte y no superó la primera ronda del Grand Prix, de hecho, perdió los seis juegos que disputó, pero los gemelos vivieron una experiencia inolvidable, compartiendo por primera vez la vivencia de vestir la camiseta de su país al mismo tiempo, y el anhelado regreso a la tierra donde siempre se han permitido soñar sin límite.

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