Las escuelas chárter siguen produciendo opiniones divididas

Las escuelas chárter fueron creadas en 1991 con la promesa de generar más innovaciones en la enseñanza y de ser evaluadas en sus logros estudiantiles -y la consigna de ser cerradas si no avanzaban.

Sin embargo, Luis A. Huerta del Colegio de Maestros de la Columbia University subraya que en la actualidad,“hay una gran variedad [de éstas], que no podemos concluir que las charters son mejores que las escuelas tradicionales”.

“No son todas iguales, y hay grandes diferencias, dependen mucho del contexto económico, político, social; también de los recursos humanos, de los maestros, de los directores”, explicó Huerta, durante su participación en un panel de la conferencia anual de la Asociación de Escritores de Educación (EWA, por sus siglas en ingles), celebrado en Anaheim, California a principios de septiembre.

Quizás la característica más polémica sobre las escuelas chárter es la percepción errónea de que no son son escuelas públicas.

“Cuando hablen de las chárters no se olviden de decir que somos escuelas públicas. Cuando se abren escuelas chárters, los impuestos no suben”, pidió Louis Malfaro, el presidente de la Federación Estadounidense de Maestros, capítulo Texas, a los periodistas asistentes al evento de la EWA.

Las escuelas chárter son, de hecho, escuelas públicas independientes (de elección o alternativas), responsables de sus resultados en un contrato de desempeño, y libres de la mayoría de las regulaciones que otras escuelas públicas obedecen. Esa libertad fue concebida hace 25 años durante su creación, para impulsar las innovaciones en la enseñanza y aprendizaje y obtener respuestas competitivas de otras escuelas públicas, señala Jeanne Allen del Centro para la Reforma Educativa.

Sin embargo, Irasema Mayoral, de Chula Vista, California, en el área de San Diego, cuestiona los métodos de selección de las escuelas chárter.

“Los estudiantes en mi área son aceptados a través de una lotería, pero no hay certeza de que sea así”, opina la madre de familia.

Contrario a la idea generalizada del aparente poder de una enseñanza de mejor calidad que tienen las escuelas chárter, debido al reducido número de estudiantes por salón de clases, a esta madre de familia no le convence esa premisa.

Mayoral dijo que las chárter tienen presupuesto limitado, por lo tanto, “no hay variedad de programas para los estudiantes. Por ejemplo, “Achieve 3000” llegó a las escuelas tradicionales, y dependió de cuándo las escuelas chárter tuvieron dinero o quisieron gastarlo para adquirir este programa”.

Pero bien apuntan los especialistas que cada estado tiene escuelas chárter que funcionan y se desempeña de manera diferente, como en el caso de Texas.

Un nuevo estudio del Centro de Investigación sobre Resultados Educativos de la Universidad de Stanford (CREDO) encuentra que, en promedio, los estudiantes de escuelas charter públicas en Texas experimentan un mayor crecimiento anual en lectura (ganando un aprendizaje adicional de 17 días) y un crecimiento similar en matemáticas en comparación con las ganancias educativas de sus contrapartes que matriculados en las escuelas del distrito a la que los estudiantes de la escuela charter habrían asistido.

El estudio también refleja que los estudiantes chárter de Texas de familias de bajos ingresos también son mejores que sus pares del distrito, tanto en lectura como en matemáticas, al igual que algunos estudiantes de bajos ingresos de color.

Independientemente de los ingresos, el crecimiento académico de un estudiante se robustece cuanto más tiempo asiste a una escuela chárter, señala el estudio: en el segundo año de inscripción, un estudiante de una escuela chárter de Texas obtiene 23 días adicionales de aprendizaje en lectura y 40 días de aprendizaje en matemáticas en comparación con su distrito contrapartes El tercer año continúa esta tendencia con los estudiantes de la escuela chárter alcanzando su mayor crecimiento, ganando 40 días adicionales de aprendizaje en lectura y 46 días de aprendizaje en matemáticas.

“Este estudio también revela que mientras que muchas escuelas chárter de Texas están marcando una diferencia para los estudiantes, los resultados son más fuertes para las escuelas pertenecientes a una red sin fines de lucro de escuelas chárter -también conocido como 'Organizaciones de Gestión a la Carta' o CMO (Charter Management Organizations ). A nivel nacional, las CMO están ayudando a sus estudiantes a graduarse de la universidad en tasas de 3-5 veces por encima del promedio nacional para los niños de las familias con ingresos más bajos”, dijo Nina Rees, la presidenta de la Alianza Nacional para Escuelas Públicas Chárter.

En Texas, las Escuelas Públicas de Harmony, por ejemplo, finalista del Broad Prize en 2017, han ayudado al 98 por ciento de sus estudiantes de educación de bajos ingresos a graduarse de la escuela secundaria.

En Fort Worth, Miguel Padilla, hijo de una madre inmigrante y un padre nacido en El Paso, se graduó el verano pasado de la escuela Harmony y fue aceptado en el Tecnológico de Massachusetts, después de convertirse en una celebridad local al lograr un examen perfecto de ciencia computacional correspondiente a las clases AP en el 2016.

Miguel desde pequeño mostró su interés y curiosidad por los números, y su madre, Maricruz Benítez, se encargó de encaminarlo a un ambiente que le permitiera desarrollar sus habilidades.

La escuela Harmony y los maestros del plantel demostraron haber sido un buen complemento.

Sin embargo, Luis A. Huerta del Colegio de Maestros de la Columbia University subraya que en la actualidad,“hay una gran variedad [de éstas], que no podemos concluir que las charters son mejores que las escuelas tradicionales”.

“No son todas iguales, y hay grandes diferencias, dependen mucho del contexto económico, político, social; también de los recursos humanos, de los maestros, de los directores”, explicó Huerta, durante su participación en un panel de la conferencia anual de la Asociación de Escritores de Educación (EWA, por sus siglas en ingles), celebrado en Anaheim, California a principios de septiembre.

Quizás la característica más polémica sobre las escuelas chárter es la percepción errónea de que no son son escuelas públicas.

“Cuando hablen de las chárters no se olviden de decir que somos escuelas públicas. Cuando se abren escuelas chárters, los impuestos no suben”, pidió Louis Malfaro, el presidente de la Federación Estadounidense de Maestros, capítulo Texas, a los periodistas asistentes al evento de la EWA.

Las escuelas chárter son, de hecho, escuelas públicas independientes (de elección o alternativas), responsables de sus resultados en un contrato de desempeño, y libres de la mayoría de las regulaciones que otras escuelas públicas obedecen. Esa libertad fue concebida hace 25 años durante su creación, para impulsar las innovaciones en la enseñanza y aprendizaje y obtener respuestas competitivas de otras escuelas públicas, señala Jeanne Allen del Centro para la Reforma Educativa.

Sin embargo, Irasema Mayoral, de Chula Vista, California, en el área de San Diego, cuestiona los métodos de selección de las escuelas chárter.

“Los estudiantes en mi área son aceptados a través de una lotería, pero no hay certeza de que sea así”, opina la madre de familia.

Contrario a la idea generalizada del aparente poder de una enseñanza de mejor calidad que tienen las escuelas chárter, debido al reducido número de estudiantes por salón de clases, a esta madre de familia no le convence esa premisa.

Mayoral dijo que las chárter tienen presupuesto limitado, por lo tanto, “no hay variedad de programas para los estudiantes. Por ejemplo, “Achieve 3000” llegó a las escuelas tradicionales, y dependió de cuándo las escuelas chárter tuvieron dinero o quisieron gastarlo para adquirir este programa”.

Pero bien apuntan los especialistas que cada estado tiene escuelas chárter que funcionan y se desempeña de manera diferente, como en el caso de Texas.

Un nuevo estudio del Centro de Investigación sobre Resultados Educativos de la Universidad de Stanford (CREDO) encuentra que, en promedio, los estudiantes de escuelas charter públicas en Texas experimentan un mayor crecimiento anual en lectura (ganando un aprendizaje adicional de 17 días) y un crecimiento similar en matemáticas en comparación con las ganancias educativas de sus contrapartes que matriculados en las escuelas del distrito a la que los estudiantes de la escuela charter habrían asistido.

El estudio también refleja que los estudiantes chárter de Texas de familias de bajos ingresos también son mejores que sus pares del distrito, tanto en lectura como en matemáticas, al igual que algunos estudiantes de bajos ingresos de color.

Independientemente de los ingresos, el crecimiento académico de un estudiante se robustece cuanto más tiempo asiste a una escuela chárter, señala el estudio: en el segundo año de inscripción, un estudiante de una escuela chárter de Texas obtiene 23 días adicionales de aprendizaje en lectura y 40 días de aprendizaje en matemáticas en comparación con su distrito contrapartes El tercer año continúa esta tendencia con los estudiantes de la escuela chárter alcanzando su mayor crecimiento, ganando 40 días adicionales de aprendizaje en lectura y 46 días de aprendizaje en matemáticas.

“Este estudio también revela que mientras que muchas escuelas chárter de Texas están marcando una diferencia para los estudiantes, los resultados son más fuertes para las escuelas pertenecientes a una red sin fines de lucro de escuelas chárter -también conocido como 'Organizaciones de Gestión a la Carta' o CMO (Charter Management Organizations ). A nivel nacional, las CMO están ayudando a sus estudiantes a graduarse de la universidad en tasas de 3-5 veces por encima del promedio nacional para los niños de las familias con ingresos más bajos”, dijo Nina Rees, la presidenta de la Alianza Nacional para Escuelas Públicas Chárter.

En Texas, las Escuelas Públicas de Harmony, por ejemplo, finalista del Broad Prize en 2017, han ayudado al 98 por ciento de sus estudiantes de educación de bajos ingresos a graduarse de la escuela secundaria.

En Fort Worth, Miguel Padilla, hijo de una madre inmigrante y un padre nacido en El Paso, se graduó el verano pasado de la escuela Harmony y fue aceptado en el Tecnológico de Massachusetts, después de convertirse en una celebridad local al lograr un examen perfecto de ciencia computacional correspondiente a las clases AP en el 2016.

Miguel desde pequeño mostró su interés y curiosidad por los números, y su madre, Maricruz Benítez, se encargó de encaminarlo a un ambiente que le permitiera desarrollar sus habilidades.

La escuela Harmony y los maestros del plantel demostraron haber sido un buen complemento.