Juanes y Mon Laferte elevan el pop latino a otra dimensión en la gira Amarte

Juanes y Mon Laferte elevan el pop latino

Juanes y Mon Laferte firmaron una exitosa presentación el pasado jueves en el área de Dallas, cada uno a su modo, como parte de la esperada gira "Amarte" que al fin llegó ante el ávido público de DFW.

Mientras que la austeridad de Juanes le dio una sofisticación inesperada a su presentación, lo elaborado de la producción de Laferte dejó claro por qué la chilena sigue en pleno proceso evolutivo y en busca de un estilo propio.

La voz de Laferte tiene muchas cualidades y en vivo no deja ninguna duda. Pero su fuerte es, justamente, cuando a la inversa, no se "christina-aguileriza", sino que permite fluir el sentimiento con su fuerza natural interpretativa, que es espléndida.

El bolero que le dedica a su abuela fue una de las piezas más exquisitas que ofreció en la velada.

Celebrando sus recién cumplidos 35 abriles (mayos en su caso), Laferte la pasó mejor que nadie en el escenario: disfrutó, compartió con el público y los animó a mantenerse positivos. También los transportó con repetitivas imágenes de cine antiguo en blanco y negro a la par de sus canciones.

Juanes, quien antes de salir al escenario acompañó a Laferte en un breve número, demostró la clase que con los años ha adquirido como guitarrista. Con sobrada razón, el genial Quincy Jones alguna vez lo elogió.

Lejos de ser un gran cantante, lo de Juanes, es la interpretación y el acompañar nítidamente con su guitarra eléctrica anécdotas de amor a la pareja y a la familia con sentimientos de unidad latina y en favor de la paz como en los temas Es por ti, A Dios le pido o Fíjate bien.

Algunas veces ha sido pícaro sin llegar a rayar en lo soez, solamente para agregarle una pizca de realidad a desatinos de la vida como en La camisa negra o Mala gente. Todos esos éxitos compartió en vivo con un público que lo recibió en Toyota Music Factory con la misma calidez que Juanes suele transmitir.

Una de las grandes sorpresas de la noche fue la entrega que hizo el colombiano de "Cuando pase el temblor", un clásico de Soda Stereo, los argentinos que a mediados de los ochentas impulsaron el movimiento del rock-pop en español.

No hubo mejor preludio de fin de semana para cualquier amante de la música en el Metroplex que el haber escuchado a Juan Esteban Aristizábal Vásquez.

Mientras que la austeridad de Juanes le dio una sofisticación inesperada a su presentación, lo elaborado de la producción de Laferte dejó claro por qué la chilena sigue en pleno proceso evolutivo y en busca de un estilo propio.

La voz de Laferte tiene muchas cualidades y en vivo no deja ninguna duda. Pero su fuerte es, justamente, cuando a la inversa, no se "christina-aguileriza", sino que permite fluir el sentimiento con su fuerza natural interpretativa, que es espléndida.

El bolero que le dedica a su abuela fue una de las piezas más exquisitas que ofreció en la velada.

Celebrando sus recién cumplidos 35 abriles (mayos en su caso), Laferte la pasó mejor que nadie en el escenario: disfrutó, compartió con el público y los animó a mantenerse positivos. También los transportó con repetitivas imágenes de cine antiguo en blanco y negro a la par de sus canciones.

Juanes, quien antes de salir al escenario acompañó a Laferte en un breve número, demostró la clase que con los años ha adquirido como guitarrista. Con sobrada razón, el genial Quincy Jones alguna vez lo elogió.

Lejos de ser un gran cantante, lo de Juanes, es la interpretación y el acompañar nítidamente con su guitarra eléctrica anécdotas de amor a la pareja y a la familia con sentimientos de unidad latina y en favor de la paz como en los temas Es por ti, A Dios le pido o Fíjate bien.

Algunas veces ha sido pícaro sin llegar a rayar en lo soez, solamente para agregarle una pizca de realidad a desatinos de la vida como en La camisa negra o Mala gente. Todos esos éxitos compartió en vivo con un público que lo recibió en Toyota Music Factory con la misma calidez que Juanes suele transmitir.

Una de las grandes sorpresas de la noche fue la entrega que hizo el colombiano de "Cuando pase el temblor", un clásico de Soda Stereo, los argentinos que a mediados de los ochentas impulsaron el movimiento del rock-pop en español.

No hubo mejor preludio de fin de semana para cualquier amante de la música en el Metroplex que el haber escuchado a Juan Esteban Aristizábal Vásquez.