El gran disfrute: La fiesta en paz de Alejandra Guzmán y Paulina Rubio

Cuando era adolescente, Alejandra Guzmán soñaba con ser integrante del grupo de pop "Fresas con crema", pero su destino era brillar como estrella de pop-rock y su entorno siempre fue algo más crudo y escándaloso conforme avanzó su carrera. A Paulina Rubio desde niña le mostraron la magia del género pop y los frutos de una producción bien cuidada y adornada. Nadie hubiera podido imaginar que después de convertirse en rivales en su adultez temprana, estas dos mujeres se podrían adaptar tan bien para una gira juntas.

Fue una celebración de princio a fin en la que el invitado de honor fue toda una generación de amantes del pop latino (con un poco de rock y blues). En el arranque del espectacular y colorido show sonó "Ni tú, ni nadie", de Alaska y Dinarama. Pocos hubiéramos imaginado que los duetos para "Perrísimas" serían éxitos ajenos y de bandas de rock (pop). La otra gran sorpresa fue la versión que hicieron de "Es por amor", del grupo Git.

Y aunque cada una armó su espectáculo casi totalmente independiente de la otra, el público pareció cruzar varios puentes sin tropiezo alguno entre cada turno que se tomaron en el escenario. A diferencia de la gira con Trevi, en esta se nota un leve concepto de uniformidad y fescura. Tiñeron, o pintaron, como dice la canción, "de azul todo lo negro", a pesar de no intercambiar temas entre sí.

Cada una desempacó un abundante equipaje de recuerdos musicales para sus seguidores en un teatro casi lleno, al que llegaron unos 4,000 asistentes a recordar éxitos de los noventas y principos del 2000, cuando era una costumbre escucharlas en la radio. Fueron más de dos horas de emociones hechas canción: "Te quise tanto", "Nada fue un error", "Lo haré por ti", "Yo no soy esa mujer", "Ni una sola palabra", "Mírala, míralo", "Mala hierba", Día de suerte, "Diablo", "Loca".

Tanto Rubio como Guzmán querían hacer un show impecable y en un par de ocasiones se les vio frustradas con la ingeniería de sonido. Paulina cerró la primer parte de su lista de canciones yéndose un poco molesta a descansar, pero los asistentes apenas lo notaron. Ambas no se dejaron contrariar aparentemente por los desperfectos, aunque Alejandra sí recalcó el incidente al hacer repetir el arranque de Mala hierba y luego recuperó el buen humor y le hizo cariños a varios fanáticos que reconoció entre el público.

La iluminación le aportó un toque de sofisticación y calidez y a todo el programa, que parecía un festival pop. Ambas fueron generosas con su repertorio y con los asistentes al interactuar con ellos en cada oportunidad. También interpretaron "Nena", "Golpes en el corazón", "El último adiós", popurrí de Timbiriche ("Con todos menos conmigo" y "México"), "Eternamente bella", "Un grito en la noche", "Hacer el amor con otro" y "Angeles caídos".

Se despidieron con "Hey Guera" y "Mío", en una especie de enfrentamiento amistoso que culminó con tres abrazos emotivos de ambas antes de abandonar el escenario y posar con una bandera de México. "Gracias a todos en Dallas", dijo Alejandra y Paulina remató con "los queremos".

Fue una celebración de princio a fin en la que el invitado de honor fue toda una generación de amantes del pop latino (con un poco de rock y blues). En el arranque del espectacular y colorido show sonó "Ni tú, ni nadie", de Alaska y Dinarama. Pocos hubiéramos imaginado que los duetos para "Perrísimas" serían éxitos ajenos y de bandas de rock (pop). La otra gran sorpresa fue la versión que hicieron de "Es por amor", del grupo Git.

Y aunque cada una armó su espectáculo casi totalmente independiente de la otra, el público pareció cruzar varios puentes sin tropiezo alguno entre cada turno que se tomaron en el escenario. A diferencia de la gira con Trevi, en esta se nota un leve concepto de uniformidad y fescura. Tiñeron, o pintaron, como dice la canción, "de azul todo lo negro", a pesar de no intercambiar temas entre sí.

Cada una desempacó un abundante equipaje de recuerdos musicales para sus seguidores en un teatro casi lleno, al que llegaron unos 4,000 asistentes a recordar éxitos de los noventas y principos del 2000, cuando era una costumbre escucharlas en la radio. Fueron más de dos horas de emociones hechas canción: "Te quise tanto", "Nada fue un error", "Lo haré por ti", "Yo no soy esa mujer", "Ni una sola palabra", "Mírala, míralo", "Mala hierba", Día de suerte, "Diablo", "Loca".

Tanto Rubio como Guzmán querían hacer un show impecable y en un par de ocasiones se les vio frustradas con la ingeniería de sonido. Paulina cerró la primer parte de su lista de canciones yéndose un poco molesta a descansar, pero los asistentes apenas lo notaron. Ambas no se dejaron contrariar aparentemente por los desperfectos, aunque Alejandra sí recalcó el incidente al hacer repetir el arranque de Mala hierba y luego recuperó el buen humor y le hizo cariños a varios fanáticos que reconoció entre el público.

La iluminación le aportó un toque de sofisticación y calidez y a todo el programa, que parecía un festival pop. Ambas fueron generosas con su repertorio y con los asistentes al interactuar con ellos en cada oportunidad. También interpretaron "Nena", "Golpes en el corazón", "El último adiós", popurrí de Timbiriche ("Con todos menos conmigo" y "México"), "Eternamente bella", "Un grito en la noche", "Hacer el amor con otro" y "Angeles caídos".

Se despidieron con "Hey Guera" y "Mío", en una especie de enfrentamiento amistoso que culminó con tres abrazos emotivos de ambas antes de abandonar el escenario y posar con una bandera de México. "Gracias a todos en Dallas", dijo Alejandra y Paulina remató con "los queremos".