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BLOG: Una visión

BLOG: Una visión

En esta ocasión les hablaré sobre una visión que me ha cautivado por meses.

Estoy en este tráfico infernal del Metroplex, en la hora pico sobre la infame 635, a punto de provocarme un ataque de ansiedad, como los que le “gustan” a mi prima.

Luego recuerdo a “La Calandria”, Edna Vázquez, gran cantante; una de las personas más talentosas que he conocido y un ser lleno de luz, quien un día me dijo que cuando me sintiera desperada o frustrada por algo sólo pensara en algo que me hiciera muy feliz. Y pienso en mi hijo, pero no está funcionando, al contrario, el stress está a punto de reventarme las sienes, pues recuerdo que su conducta de niño “energético” (término “new age para niños intensos”) está afectando su desempeño en el aula y su maestra probablemente ya se está afectando también.

No, no, ¡cambia de pensamiento, Menache! ¿Estoy hablando sola en el carro? Probablemente sí, la locura ya está a la vuelta de la esquina.

“Aquieta el alma”, me digo a mí misma casi en un susurro, pienso en la música, en cuántas veces he me he presentado sin cobrar un dólar por una buena causa, para recaudar fondos caritativos y qué bien me he sentido, siento que aunque no tenga en donde caerme muerta de alguna forma puedo contribuir a algo mucho más grande, que soy parte de una cadenita de luz y amor.

También recuerdo malísimos ratos, fraudes que se cometieron a lo largo del 2013, y sufro al recordar. Me entristece recordar que mi imagen pública fue mal usada para recaudar fondos en beneficio de un jovencito, y que ese dinero nunca le llegó.

Me da rabia, por tonta, por confiada. Y mi dolor de cabeza regresa, ahora con una bomba de tiempo.

¡Piensa en más música! Y en eso, ahí estoy, en medio de un teatro, con un vestido hermoso, de raso, rosa-pastel-corte-princesa y detalles de encaje en el escote. Con mi cabello bien peinado por primera vez y maquillaje profesional, volteo a mi alrededor y ahí están los músicos, no mi típico trío de guitarra, requinto y cajón. Esta vez es un cuarteto de cuerdas y una percusión maravillosa, creo que son timbales orquestrales. Al frente está el hombre que el universo me mandó, dirigiendo el cuarteto, sonriendo, guiñándome un ojo para que se me vayan los nervios, y al otro extremo veo el piano, y es mi boricua favorito, el maestro Nelson Calero, ¡de nuevo tocando conmigo! ¡Mis canciones! ¡Mis creaciones!

Se me pone chinita la piel y sonrío, me veo cantando con el mejor sonido del mundo.

Por primera vez no estoy preocupada por los músicos, por la iluminación, por las entradas, por el sonido, ni por los boletos. No, esta vez soy la artista de verdad, esta noche sólo vengo a cantar, a disfrutar lo que más amo en la vida, a compartir mi voz.

Pero regreso a la realidad porque se empieza a mover el tráfico, sin darme cuenta, han pasado casi 15 minutos y yo estuve soñando.

Una visión, que hace años no tenía. Una visión que sí existe en mi mente y se siente viva en mi corazón, así que se llevará a cabo sin vacilar. Una visión que se ha vuelto ya mi nueva obsesión.

 

Michelle Menache es una cantautora de Ciudad Juárez, Chihuahua. Actualmente reside en Lewisville, cerca de Dallas, Texas. Su email es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. 

 

 

Estoy en este tráfico infernal del Metroplex, en la hora pico sobre la infame 635, a punto de provocarme un ataque de ansiedad, como los que le “gustan” a mi prima.

Luego recuerdo a “La Calandria”, Edna Vázquez, gran cantante; una de las personas más talentosas que he conocido y un ser lleno de luz, quien un día me dijo que cuando me sintiera desperada o frustrada por algo sólo pensara en algo que me hiciera muy feliz. Y pienso en mi hijo, pero no está funcionando, al contrario, el stress está a punto de reventarme las sienes, pues recuerdo que su conducta de niño “energético” (término “new age para niños intensos”) está afectando su desempeño en el aula y su maestra probablemente ya se está afectando también.

No, no, ¡cambia de pensamiento, Menache! ¿Estoy hablando sola en el carro? Probablemente sí, la locura ya está a la vuelta de la esquina.

“Aquieta el alma”, me digo a mí misma casi en un susurro, pienso en la música, en cuántas veces he me he presentado sin cobrar un dólar por una buena causa, para recaudar fondos caritativos y qué bien me he sentido, siento que aunque no tenga en donde caerme muerta de alguna forma puedo contribuir a algo mucho más grande, que soy parte de una cadenita de luz y amor.

También recuerdo malísimos ratos, fraudes que se cometieron a lo largo del 2013, y sufro al recordar. Me entristece recordar que mi imagen pública fue mal usada para recaudar fondos en beneficio de un jovencito, y que ese dinero nunca le llegó.

Me da rabia, por tonta, por confiada. Y mi dolor de cabeza regresa, ahora con una bomba de tiempo.

¡Piensa en más música! Y en eso, ahí estoy, en medio de un teatro, con un vestido hermoso, de raso, rosa-pastel-corte-princesa y detalles de encaje en el escote. Con mi cabello bien peinado por primera vez y maquillaje profesional, volteo a mi alrededor y ahí están los músicos, no mi típico trío de guitarra, requinto y cajón. Esta vez es un cuarteto de cuerdas y una percusión maravillosa, creo que son timbales orquestrales. Al frente está el hombre que el universo me mandó, dirigiendo el cuarteto, sonriendo, guiñándome un ojo para que se me vayan los nervios, y al otro extremo veo el piano, y es mi boricua favorito, el maestro Nelson Calero, ¡de nuevo tocando conmigo! ¡Mis canciones! ¡Mis creaciones!

Se me pone chinita la piel y sonrío, me veo cantando con el mejor sonido del mundo.

Por primera vez no estoy preocupada por los músicos, por la iluminación, por las entradas, por el sonido, ni por los boletos. No, esta vez soy la artista de verdad, esta noche sólo vengo a cantar, a disfrutar lo que más amo en la vida, a compartir mi voz.

Pero regreso a la realidad porque se empieza a mover el tráfico, sin darme cuenta, han pasado casi 15 minutos y yo estuve soñando.

Una visión, que hace años no tenía. Una visión que sí existe en mi mente y se siente viva en mi corazón, así que se llevará a cabo sin vacilar. Una visión que se ha vuelto ya mi nueva obsesión.

 

Michelle Menache es una cantautora de Ciudad Juárez, Chihuahua. Actualmente reside en Lewisville, cerca de Dallas, Texas. Su email es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.