Navidades que se fueron y no volverán. Este es el primer año que no voy a mandar hacer los tamales de carne, de pollo, de queso y de piña. Tampoco voy a preparar el atole con chocolate que tanto le gustaba a mi Amá...
En este 2017 me voy a tomar estas fechas para recordar todos los años que pasé con mi madre, con mi padre y con todos mis hermanos, fueron muchos, y ahora me reprocho el haberme fijado en cosas que ahora las veo irrelevantes: La piñata debió de haber tenido más dulces, el pavo ya estaba frio cuando lo servimos. El karaoke llegó muy tarde. Las sillas no llegaron completas y mi madre que tanto se afanó para que todo saliera bien. Con su nacimiento que ponía desde el 12 de diciembre, todas las figuras estaban benditas, desde el San José, la figura de María, Los Santos Reyes y todos los animales que rodeaban el pesebre. La posada la hacíamos en la tarde, los más jóvenes afuera de la puerta con sus velas y los mayores adentros con la chimenea puesta. Para cuando terminábamos de cantar y abrir la puerta para dar posada a los pastores, no faltaba quien corriera a la cocina en busca de hielo porque un pedazo de cera ardiendo le había caído en un dedo.
Mi madre reía y se veía feliz, mi padre contento pero impaciente por probar los "calientitos" a los que agregaba una buena ración de licor. La cena y los abrazos, se valía dar dos si te encontrabas a la misma persona en la rueda que se formaba en la diminuta sala de la casa. Nunca acostumbramos los juegos de mesa, seguía el baile con la música de la Sonora Dinamita, La Sonora Santanera... Yo trataré de mil maneras complacerte, pero no vayas otra vez arrepentirte, y si algún día te atreves a buscarme dalo por muerto aquel amor que no quisiste... la orquesta de Pérez Prado sin faltar las canciones de Celia Cruz. Afuera los cohetes y las luces de bengala de los vecinos de enfrente. Al baile le seguían los tamales y el champurrado y a la una de la mañana, una olla de menudo ya estaba en la estufa para el desayuno del 25 de Diciembre.
Navidades que se fueron y no volverán, habrá otras, más formales, con manteles rojos y Noche Buenas sobre la mesa, con finas vajillas alusivas a la temporada, pero no estarán ahí las personas que tanto amamos. Los abrazos se darán de manera cortés, respetuosa, nadie va a perder el equilibrio en su afán de levantar a alguien. Tampoco se lanzarán serpentinas, pero estaremos, con una copa de vino en la mano y un corazón lleno de recuerdos.
Hagamos un esfuerzo porque esos recuerdos en lugar de entristecernos, nos llenen de nuevas esperanzas, que sean la fuente de la energía que necesitamos para sobreponernos al dolor de la ausencia de la mamá, del papá, del hijo, del esposo, de la esposa, del hermano, de la hermana que la muerte nos arrebató este año.
Abracemos esta Navidad como se abraza a un niño que se acerca con la intención de alegrarnos, de alejar nuestras tristezas, y nos lleva de la mano a la ventana y nos obliga a asomarnos y ver del otro lado, la vida que nos espera, sí, con tristezas, pero también con alegrías, con decepciones, pero también con logros, con fracasos, pero también con triunfos. Feliz Navidad a todos.
Alicia Alarcón, periodista radial, conduce un programa de opinión en KBLA-1580 AM en Los Angeles, CA. Es autora de La Migra Me Hizo los Mandados y Revancha en Los Angeles (Arte Público Press). Su correo electrónico es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
En este 2017 me voy a tomar estas fechas para recordar todos los años que pasé con mi madre, con mi padre y con todos mis hermanos, fueron muchos, y ahora me reprocho el haberme fijado en cosas que ahora las veo irrelevantes: La piñata debió de haber tenido más dulces, el pavo ya estaba frio cuando lo servimos. El karaoke llegó muy tarde. Las sillas no llegaron completas y mi madre que tanto se afanó para que todo saliera bien. Con su nacimiento que ponía desde el 12 de diciembre, todas las figuras estaban benditas, desde el San José, la figura de María, Los Santos Reyes y todos los animales que rodeaban el pesebre. La posada la hacíamos en la tarde, los más jóvenes afuera de la puerta con sus velas y los mayores adentros con la chimenea puesta. Para cuando terminábamos de cantar y abrir la puerta para dar posada a los pastores, no faltaba quien corriera a la cocina en busca de hielo porque un pedazo de cera ardiendo le había caído en un dedo.
Mi madre reía y se veía feliz, mi padre contento pero impaciente por probar los "calientitos" a los que agregaba una buena ración de licor. La cena y los abrazos, se valía dar dos si te encontrabas a la misma persona en la rueda que se formaba en la diminuta sala de la casa. Nunca acostumbramos los juegos de mesa, seguía el baile con la música de la Sonora Dinamita, La Sonora Santanera... Yo trataré de mil maneras complacerte, pero no vayas otra vez arrepentirte, y si algún día te atreves a buscarme dalo por muerto aquel amor que no quisiste... la orquesta de Pérez Prado sin faltar las canciones de Celia Cruz. Afuera los cohetes y las luces de bengala de los vecinos de enfrente. Al baile le seguían los tamales y el champurrado y a la una de la mañana, una olla de menudo ya estaba en la estufa para el desayuno del 25 de Diciembre.
Navidades que se fueron y no volverán, habrá otras, más formales, con manteles rojos y Noche Buenas sobre la mesa, con finas vajillas alusivas a la temporada, pero no estarán ahí las personas que tanto amamos. Los abrazos se darán de manera cortés, respetuosa, nadie va a perder el equilibrio en su afán de levantar a alguien. Tampoco se lanzarán serpentinas, pero estaremos, con una copa de vino en la mano y un corazón lleno de recuerdos.
Hagamos un esfuerzo porque esos recuerdos en lugar de entristecernos, nos llenen de nuevas esperanzas, que sean la fuente de la energía que necesitamos para sobreponernos al dolor de la ausencia de la mamá, del papá, del hijo, del esposo, de la esposa, del hermano, de la hermana que la muerte nos arrebató este año.
Abracemos esta Navidad como se abraza a un niño que se acerca con la intención de alegrarnos, de alejar nuestras tristezas, y nos lleva de la mano a la ventana y nos obliga a asomarnos y ver del otro lado, la vida que nos espera, sí, con tristezas, pero también con alegrías, con decepciones, pero también con logros, con fracasos, pero también con triunfos. Feliz Navidad a todos.
Alicia Alarcón, periodista radial, conduce un programa de opinión en KBLA-1580 AM en Los Angeles, CA. Es autora de La Migra Me Hizo los Mandados y Revancha en Los Angeles (Arte Público Press). Su correo electrónico es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.