La primera vez que se escuchó el término “acoso sexual” fue en la década de los 80, durante las audiencias de confirmación de Clarence Thomas, nominado por el presidente, George W. Bush para la Suprema Corte de Justicia. Anita Hill declaró que Thomas, quien en una época fungiera como su jefe en una oficina de gobierno, en más de una ocasión se le insinuó y la agredió de manera sexual.
A partir de entonces, las denuncias por acoso y hostigamiento sexual, salieron a la luz pública y fueron en aumento. Las experiencias narradas por las mujeres, eran muy similares a las que compartió Anita Hill respecto a lo que asegura, le sucedió con el que fue confirmado para servir como juez a perpetuidad en el máximo tribunal de Estados Unidos. Antes de las declaraciones de Hill, las mujeres que se atrevían a denunciar a sus jefes o compañeros de trabajo por este tipo de acoso, eran sujetas a represalias y al final terminaban despedidas, sin ningún tipo de compensación.
Se empezó a hacer público en foros informativos que, “cuando alguien te pregunta sobre tus preferencias sexuales o te corretea con fines inapropiados en tu trabajo, o que alguien te diga que soñó contigo y que en sus sueños ocurrieron muchas cosas de tipo sexual o si alguien te asalta en un abrazo sin tu consentimiento”, eran situaciones que ejemplificaban conductas consideradas como hostigamiento sexual en el ámbito laboral. Los peores casos fueron enmarcados en situaciones cuando un supervisor o jefe le promete a la empleada aumentos o ascensos a cambio de favores sexuales.
El tema del acoso sexual volvió a figurar en los medios de comunicación en el 2016 cuando al entonces candidato, ahora es nuestro Presidente, durante una grabación en el programa “Access Hollywood” se le escuchó presumir lo fácil que le resultaba tocar a las mujeres que quisiera donde quisiera. Hasta hoy 16 mujeres han denunciado al Presidente como el individuo que las acosó de manera sexual en diferentes lugares y circunstancias.
Ante la negativa del Presidente de aceptar responsabilidad, las mujeres salieron a la luz pública durante 2017 y dieron a conocer sus nombres: Cathy Heller, Jill Harth, Temple Taggart, Cassandra Searles, Jessica Leeds, Kristin Anderson, Lisa Boyne, Karena Virginia, Mindy McGillivray, Rachel Crooks, Natasha Stoynoff, Jessica Drake, Ninni Laaksonen, Samantha Holvey, Tasha Dixon and Summer Zervos, ésta última demandó al Presidente por difamación de honor por haberla llamado “mentirosa”.
Las denunciantes aseguran que el ahora Presidente las estrujo el pecho, les tocó los genitales y las besó sin su consentimiento. La vocera de la casa blanca ha dicho que “todas mienten”.Entre los casos que más atención han recibido, se encuentran los de Kristin Anderson, quien asegura que en 1990, a la edad de 20 años, se encontraba senada en el Club Nocturno Manhattan cuando el Presidente, sin conocerla, se le acercó, “me subió el vestido y me tocó la vagina”. Virginia, otra de las denunciantes, asevera que el Presidente se le acercó cuando ella esperaba a una persona en las afueras de un torneo de tenis en 1998 en Queen. “Yo no sabía quién era, se me acercó y metió su mano en mi blusa tocándome el busto. Me sentí muy intimidada”.
En la lista de los famosos que perdieron su trabajo en el 2017 por mucho menos de lo que se acusa al Presidente hay actores, periodistas. un Senador, Congresistas Federales y Estatales, así como poderosos productores y ejecutivos de Hollwyood.
Los culpables confesaron sus faltas y sufrieron la humillación pública de renunciar o ser despedidos de sus empleos. El Presidente, no debe ser la excepción. Este año que empieza promete ser el de cero tolerancia al acoso y hostigamiento sexual en cualquiera de sus manifestaciones. Si al Presidente se le comprueba que sus acusadoras dicen la verdad, debe aceptar su responsabilidad y pagar las consecuencias.
A partir de entonces, las denuncias por acoso y hostigamiento sexual, salieron a la luz pública y fueron en aumento. Las experiencias narradas por las mujeres, eran muy similares a las que compartió Anita Hill respecto a lo que asegura, le sucedió con el que fue confirmado para servir como juez a perpetuidad en el máximo tribunal de Estados Unidos. Antes de las declaraciones de Hill, las mujeres que se atrevían a denunciar a sus jefes o compañeros de trabajo por este tipo de acoso, eran sujetas a represalias y al final terminaban despedidas, sin ningún tipo de compensación.
Se empezó a hacer público en foros informativos que, “cuando alguien te pregunta sobre tus preferencias sexuales o te corretea con fines inapropiados en tu trabajo, o que alguien te diga que soñó contigo y que en sus sueños ocurrieron muchas cosas de tipo sexual o si alguien te asalta en un abrazo sin tu consentimiento”, eran situaciones que ejemplificaban conductas consideradas como hostigamiento sexual en el ámbito laboral. Los peores casos fueron enmarcados en situaciones cuando un supervisor o jefe le promete a la empleada aumentos o ascensos a cambio de favores sexuales.
El tema del acoso sexual volvió a figurar en los medios de comunicación en el 2016 cuando al entonces candidato, ahora es nuestro Presidente, durante una grabación en el programa “Access Hollywood” se le escuchó presumir lo fácil que le resultaba tocar a las mujeres que quisiera donde quisiera. Hasta hoy 16 mujeres han denunciado al Presidente como el individuo que las acosó de manera sexual en diferentes lugares y circunstancias.
Ante la negativa del Presidente de aceptar responsabilidad, las mujeres salieron a la luz pública durante 2017 y dieron a conocer sus nombres: Cathy Heller, Jill Harth, Temple Taggart, Cassandra Searles, Jessica Leeds, Kristin Anderson, Lisa Boyne, Karena Virginia, Mindy McGillivray, Rachel Crooks, Natasha Stoynoff, Jessica Drake, Ninni Laaksonen, Samantha Holvey, Tasha Dixon and Summer Zervos, ésta última demandó al Presidente por difamación de honor por haberla llamado “mentirosa”.
Las denunciantes aseguran que el ahora Presidente las estrujo el pecho, les tocó los genitales y las besó sin su consentimiento. La vocera de la casa blanca ha dicho que “todas mienten”.
Entre los casos que más atención han recibido, se encuentran los de Kristin Anderson, quien asegura que en 1990, a la edad de 20 años, se encontraba senada en el Club Nocturno Manhattan cuando el Presidente, sin conocerla, se le acercó, “me subió el vestido y me tocó la vagina”. Virginia, otra de las denunciantes, asevera que el Presidente se le acercó cuando ella esperaba a una persona en las afueras de un torneo de tenis en 1998 en Queen. “Yo no sabía quién era, se me acercó y metió su mano en mi blusa tocándome el busto. Me sentí muy intimidada”.
En la lista de los famosos que perdieron su trabajo en el 2017 por mucho menos de lo que se acusa al Presidente hay actores, periodistas. un Senador, Congresistas Federales y Estatales, así como poderosos productores y ejecutivos de Hollwyood.
Los culpables confesaron sus faltas y sufrieron la humillación pública de renunciar o ser despedidos de sus empleos. El Presidente, no debe ser la excepción. Este año que empieza promete ser el de cero tolerancia al acoso y hostigamiento sexual en cualquiera de sus manifestaciones. Si al Presidente se le comprueba que sus acusadoras dicen la verdad, debe aceptar su responsabilidad y pagar las consecuencias.