Opinión: Un año después del asesinato de George Floyd, el país todavía necesita desesperadamente un cambio significativo

Washington, D.C. -- Hoy se cumple un año desde que George Floyd fue asesinado por la policía de Minneapolis, desatando protestas en todo el país. Para reflexionar sobre el aniversario, Nicole Lee Ndumele, vicepresidenta de Equidad Racial y Justicia del Center for American Progress, emitió la siguiente declaración:

Ha pasado un año desde que George Floyd fue asesinado por oficiales de la policía de Minneapolis. Un año desde que una familia perdió a un querido padre, hermano, sobrino y primo. Muchos perdieron a un querido amigo. Hoy estamos de luto, por el futuro que George Floyd merecía y los años que debería haber pasado junto a sus más cercanos. Lamentamos el trauma infligido a los estadounidenses negros que vieron con horror y angustia cómo otra vida negra fue arrebatada de manera trágica, violenta e innecesaria por oficiales de policía, que se supone deben mantenernos seguros a todos.

En cierta forma, el mundo se siente muy diferente al de hace un año. Muchos han dicho que Estados Unidos ha experimentado un "ajuste de cuentas racial" después de ver el horroroso video de George Floyd suplicando por su vida y jadeando, mientras un policía blanco se arrodilló sobre su cuello durante nueve minutos y 29 segundos. Las acciones del oficial fueron condenadas rápida y universalmente, incluso por organizaciones policiales locales y nacionales, líderes religiosos y empresariales, y funcionarios gubernamentales.

El movimiento Black Lives Matter, las organizaciones de derechos civiles y la gente común -primero en el sur de Minneapolis, luego en todo el país y, finalmente, alrededor del mundo- salieron a las calles en protesta. Los manifestantes arriesgaron violencia policial adicional y una pandemia mortal no sólo para exigir justicia para George Floyd, sino que también para el fin de la violencia sistémica contra los negros, que ha sido endémica en las fuerzas del orden público estadounidenses durante más de 400 años. La valentía de manifestantes y activistas gatilló una conversación nacional sobre el racismo en la policía, llamados al cambio y la introducción de importantes leyes de mantenimiento del orden, incluida la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial. El mes pasado, el oficial de policía que asesinó a George Floyd fue declarado culpable de los tres cargos en su contra.

Los acontecimientos del año pasado ofrecen esperanza de que el cambio es posible, pero el mundo no ha cambiado lo suficiente. Los estadounidenses negros todavía viven con la amenaza constante de la violencia policial y sólo en las últimas semanas, ha habido varios casos de alto perfil de policías que asesinaron a afroamericanos. Si bien el asesino de George Floyd fue condenado, estas condenas son demasiado raras y virtualmente inexistentes en los casos que no reciben la atención que recibió el caso de Floyd.

Podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor. Responsabilizar al oficial que asesinó a George Floyd era esencial, pero debemos profundizar más si queremos realmente erradicar las prácticas policiales racistas y lograr un mantenimiento del orden justo. Durante demasiado tiempo, la vigilancia policial en los Estados Unidos ha dañado los cuerpos negros y restringido la libertad de las comunidades negras. Muchas de las primeras fuerzas policiales se establecieron para preservar la esclavitud. Más tarde, los líderes y héroes cotidianos del movimiento de derechos civiles de los Estados Unidos enfrentaron habitualmente la violencia y el arresto por parte de las fuerzas policiales. Hoy en día, el uso de la caracterización racial y el encarcelamiento masivo han llevado a una situación en la que las personas negras tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos. La mayoría de los asesinatos de afroamericanos por parte de la policía comienzan con controles de tránsito, controles de salud mental, disturbios domésticos y otros delitos menores. Necesitamos cambios fundamentales en la mantención del orden que no sólo remedien las injusticias raciales, sino que también anclen la vigilancia policial para generar confianza y hacer que las comunidades sean más seguras.

Los gobiernos estatales y locales están liderando el camino en la transformación de las prácticas del mantenimiento del orden para que sean más receptivas y responsables con las comunidades a las que sirven. El año pasado, más de 30 estados aprobaron más de 100 leyes sobre vigilancia policial. A nivel federal, la Cámara de Representantes aprobó dos veces la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial, un proyecto de ley integral que fortalecería la responsabilidad de las fuerzas policiales y erradicaría el racismo y la injusticia en el cumplimiento de la ley. La familia de George Floyd ha pedido que este proyecto de ley que lleva su nombre se promulgue. Si bien el presidente, Joe Biden, está ansioso de firmar la iniciativa en ley, se ha estancado en el Senado como resultado de una minoría obstinada.

En el aniversario del asesinato de George Floyd, el legado de ese día y las protestas que siguieron siguen sin estar claros. ¿Qué aprenderán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos cuando escuchen el nombre de George Floyd en la escuela? ¿Sabrán que después de su asesinato, Estados Unidos comenzó a tener una conversación más honesta sobre la raza? ¿O podrían aprender que el asesinato de George Floyd marcó el momento en que Estados Unidos comenzó a convertir las palabras y buenas intenciones en una reforma policial sistemática y significativa? Lo que aprendan depende de lo que suceda en el Congreso en los próximos meses y, en última instancia, con todos nosotros.

Al aprobar la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial y abogar por otra legislación significativa de mantenimiento del orden, podemos asegurar que las demandas de justicia que siguieron a la muerte de George Floyd marcaron el comienzo de un nuevo capítulo para nuestro país. Uno en el que la policía debe rendir cuentas por su acciones y en que las comunidades negras se liberan de la amenaza de la violencia policial.

Ha pasado un año desde que George Floyd fue asesinado por oficiales de la policía de Minneapolis. Un año desde que una familia perdió a un querido padre, hermano, sobrino y primo. Muchos perdieron a un querido amigo. Hoy estamos de luto, por el futuro que George Floyd merecía y los años que debería haber pasado junto a sus más cercanos. Lamentamos el trauma infligido a los estadounidenses negros que vieron con horror y angustia cómo otra vida negra fue arrebatada de manera trágica, violenta e innecesaria por oficiales de policía, que se supone deben mantenernos seguros a todos.

En cierta forma, el mundo se siente muy diferente al de hace un año. Muchos han dicho que Estados Unidos ha experimentado un "ajuste de cuentas racial" después de ver el horroroso video de George Floyd suplicando por su vida y jadeando, mientras un policía blanco se arrodilló sobre su cuello durante nueve minutos y 29 segundos. Las acciones del oficial fueron condenadas rápida y universalmente, incluso por organizaciones policiales locales y nacionales, líderes religiosos y empresariales, y funcionarios gubernamentales.

El movimiento Black Lives Matter, las organizaciones de derechos civiles y la gente común -primero en el sur de Minneapolis, luego en todo el país y, finalmente, alrededor del mundo- salieron a las calles en protesta. Los manifestantes arriesgaron violencia policial adicional y una pandemia mortal no sólo para exigir justicia para George Floyd, sino que también para el fin de la violencia sistémica contra los negros, que ha sido endémica en las fuerzas del orden público estadounidenses durante más de 400 años. La valentía de manifestantes y activistas gatilló una conversación nacional sobre el racismo en la policía, llamados al cambio y la introducción de importantes leyes de mantenimiento del orden, incluida la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial. El mes pasado, el oficial de policía que asesinó a George Floyd fue declarado culpable de los tres cargos en su contra.

Los acontecimientos del año pasado ofrecen esperanza de que el cambio es posible, pero el mundo no ha cambiado lo suficiente. Los estadounidenses negros todavía viven con la amenaza constante de la violencia policial y sólo en las últimas semanas, ha habido varios casos de alto perfil de policías que asesinaron a afroamericanos. Si bien el asesino de George Floyd fue condenado, estas condenas son demasiado raras y virtualmente inexistentes en los casos que no reciben la atención que recibió el caso de Floyd.

Podemos hacerlo mejor. Debemos hacerlo mejor. Responsabilizar al oficial que asesinó a George Floyd era esencial, pero debemos profundizar más si queremos realmente erradicar las prácticas policiales racistas y lograr un mantenimiento del orden justo. Durante demasiado tiempo, la vigilancia policial en los Estados Unidos ha dañado los cuerpos negros y restringido la libertad de las comunidades negras. Muchas de las primeras fuerzas policiales se establecieron para preservar la esclavitud. Más tarde, los líderes y héroes cotidianos del movimiento de derechos civiles de los Estados Unidos enfrentaron habitualmente la violencia y el arresto por parte de las fuerzas policiales. Hoy en día, el uso de la caracterización racial y el encarcelamiento masivo han llevado a una situación en la que las personas negras tienen tres veces más probabilidades de ser asesinados por la policía que los blancos. La mayoría de los asesinatos de afroamericanos por parte de la policía comienzan con controles de tránsito, controles de salud mental, disturbios domésticos y otros delitos menores. Necesitamos cambios fundamentales en la mantención del orden que no sólo remedien las injusticias raciales, sino que también anclen la vigilancia policial para generar confianza y hacer que las comunidades sean más seguras.

Los gobiernos estatales y locales están liderando el camino en la transformación de las prácticas del mantenimiento del orden para que sean más receptivas y responsables con las comunidades a las que sirven. El año pasado, más de 30 estados aprobaron más de 100 leyes sobre vigilancia policial. A nivel federal, la Cámara de Representantes aprobó dos veces la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial, un proyecto de ley integral que fortalecería la responsabilidad de las fuerzas policiales y erradicaría el racismo y la injusticia en el cumplimiento de la ley. La familia de George Floyd ha pedido que este proyecto de ley que lleva su nombre se promulgue. Si bien el presidente, Joe Biden, está ansioso de firmar la iniciativa en ley, se ha estancado en el Senado como resultado de una minoría obstinada.

En el aniversario del asesinato de George Floyd, el legado de ese día y las protestas que siguieron siguen sin estar claros. ¿Qué aprenderán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos cuando escuchen el nombre de George Floyd en la escuela? ¿Sabrán que después de su asesinato, Estados Unidos comenzó a tener una conversación más honesta sobre la raza? ¿O podrían aprender que el asesinato de George Floyd marcó el momento en que Estados Unidos comenzó a convertir las palabras y buenas intenciones en una reforma policial sistemática y significativa? Lo que aprendan depende de lo que suceda en el Congreso en los próximos meses y, en última instancia, con todos nosotros.

Al aprobar la Ley George Floyd de Justicia en la Vigilancia Policial y abogar por otra legislación significativa de mantenimiento del orden, podemos asegurar que las demandas de justicia que siguieron a la muerte de George Floyd marcaron el comienzo de un nuevo capítulo para nuestro país. Uno en el que la policía debe rendir cuentas por su acciones y en que las comunidades negras se liberan de la amenaza de la violencia policial.