Guanajuatenses reciben a familiares en Dallas gracias a programa comunitario

Ni los angustiosos trámites de pasaporte de su esposo o el agónico trayecto en autobús de más de 20 horas le pudo borrar la sonrisa o disminuir el ánimo a la señora Socorro Luna Campos el pasado 11 de junio, cuando después de 16 años volvió a ver a su hijo y conoció finalmente a sus tres nietos al llegar a Dallas, proveniente de Guanajuato.

Esiquio García la esperaba contento. A ella y a su padre, el señor Pablo García Valle. Dos adultos de más de 70 años que hace algunos meses se decidieron a conseguir los documentos requeridos para aprovechar el programa Mineros de Plata, que les presentaba la oportunidad de visitar a su hijo.

"Mi mamá desde el primer momento dijo que sí. Mi papá dijo 'no, porque cuesta mucho'", recordó Esiquio, quien le aclaró a su padre que él se haría cargo de todos los gastos. "Yo si tengo que vender hasta mi carro lo voy a hacer, pero quiero verlo, ¿o usted no me quiere ver?", le reprochó para animarlo.

Desde abril del 2000, cuando se casaron en San Miguel de Allende, Esiquio y Susana Valle no han vuelto a México, ya que a los pocos meses ambos emigraron a Cleburne, al sur de Fort Worth, en donde viven y trabajan pero no tienen la posibilidad de entrar y salir del país.

Los tres hijos de la pareja, nacidos en Texas, solamente conocían a sus abuelos paternos por foto hasta la emotiva tarde de junio, en la que tras varias horas de espera los recibieron gustosos en el patio del edificio de Casa Guanajuato, en Oak Cliff.

Ahtziri, de 11 años, cargaba un ramo de flores para su abuelita. Desde que la vio descender del autobús supo que era ella, pero le preguntó a su papá para estar más segura; las lágrimas empezaron a rodar por su rostro infantil. "Ya vine de donde andaba, como dice la canción, se me concedió venir", le dijo la señora Socorro mientras la abrazaba.

Sin dejar de sonreír, la abuela alcanzó a describir ante varios reporteros el recorrido hacia Dallas. "Aunque sea como sea, pero venimos, ahí medio atormentados en el camino porque ya se nos hacía imposible, que no íbamos a llegar de lo lejos que está", dijo. 

El abuelo Pablo, un exbracero, dijo sentirse “a gusto” de haber vuelto a pisar suelo estadounidense. “Batallé pero lo logré, para venir a ver a este muchacho, que tenía 16 años sin ver”.

El presidente de Casa Guanajuato en Dallas, Tereso Ortiz, organizó en el lugar una bienvenida con mariachi en vivo y música para las 15 familias que se reunieron después de muchos años de no verse.

El programa Mineros de Plata es similar al de Corazón de Plata, que ha hecho posible el reencuentro de cientos de familias de zacatecanos en Estados Unidos. Los principales beneficiarios son personas de más de 60 años que son asistidos en sus trámites de pasaporte y visa y en su viaje por tierra hacia El Norte.

Pero la abuela materna Ahtziri, por ejemplo, no fue seleccionada dentro del programa. Aunque también vive en Guanajuato y es mayor de 60 años, todavía trabaja y la familia cree que eso pudo haberla “descalificado” de antemano.

Casa Guanajuato informó que planea reunir a más familias. Quienes deseen saber más sobre el programa y tengan interés en participar, pueden comunicarse al 469-232-8635.

Esiquio García la esperaba contento. A ella y a su padre, el señor Pablo García Valle. Dos adultos de más de 70 años que hace algunos meses se decidieron a conseguir los documentos requeridos para aprovechar el programa Mineros de Plata, que les presentaba la oportunidad de visitar a su hijo.

"Mi mamá desde el primer momento dijo que sí. Mi papá dijo 'no, porque cuesta mucho'", recordó Esiquio, quien le aclaró a su padre que él se haría cargo de todos los gastos. "Yo si tengo que vender hasta mi carro lo voy a hacer, pero quiero verlo, ¿o usted no me quiere ver?", le reprochó para animarlo.

Desde abril del 2000, cuando se casaron en San Miguel de Allende, Esiquio y Susana Valle no han vuelto a México, ya que a los pocos meses ambos emigraron a Cleburne, al sur de Fort Worth, en donde viven y trabajan pero no tienen la posibilidad de entrar y salir del país.

Los tres hijos de la pareja, nacidos en Texas, solamente conocían a sus abuelos paternos por foto hasta la emotiva tarde de junio, en la que tras varias horas de espera los recibieron gustosos en el patio del edificio de Casa Guanajuato, en Oak Cliff.

Ahtziri, de 11 años, cargaba un ramo de flores para su abuelita. Desde que la vio descender del autobús supo que era ella, pero le preguntó a su papá para estar más segura; las lágrimas empezaron a rodar por su rostro infantil. "Ya vine de donde andaba, como dice la canción, se me concedió venir", le dijo la señora Socorro mientras la abrazaba.

Sin dejar de sonreír, la abuela alcanzó a describir ante varios reporteros el recorrido hacia Dallas. "Aunque sea como sea, pero venimos, ahí medio atormentados en el camino porque ya se nos hacía imposible, que no íbamos a llegar de lo lejos que está", dijo. 

El abuelo Pablo, un exbracero, dijo sentirse “a gusto” de haber vuelto a pisar suelo estadounidense. “Batallé pero lo logré, para venir a ver a este muchacho, que tenía 16 años sin ver”.

El presidente de Casa Guanajuato en Dallas, Tereso Ortiz, organizó en el lugar una bienvenida con mariachi en vivo y música para las 15 familias que se reunieron después de muchos años de no verse.

El programa Mineros de Plata es similar al de Corazón de Plata, que ha hecho posible el reencuentro de cientos de familias de zacatecanos en Estados Unidos. Los principales beneficiarios son personas de más de 60 años que son asistidos en sus trámites de pasaporte y visa y en su viaje por tierra hacia El Norte.

Pero la abuela materna Ahtziri, por ejemplo, no fue seleccionada dentro del programa. Aunque también vive en Guanajuato y es mayor de 60 años, todavía trabaja y la familia cree que eso pudo haberla “descalificado” de antemano.

Casa Guanajuato informó que planea reunir a más familias. Quienes deseen saber más sobre el programa y tengan interés en participar, pueden comunicarse al 469-232-8635.