Multiplicando vidas

Hace más de 6 años, a sólo 11 días de haber nacido, la pequeña Emily Solís tuvo que despedirse de su mamá, casi sin saberlo.

A los 24 años de edad, Cecilia Solís sufrió un derrame cerebral irreparable el 28 de septiembre de 2007. Alfonso Solís Jr., su esposo, terriblemente sacudido por la sorpresa y aún en estado de "shock", atinó a cumplir con lo que en vida su mujer le había pedido, que donara sus órganos si un día la ocasión se presentaba.

"Ella nació con una vena anormal, y esa vena se reventó", explica Alfonso sobre la lesión cerebral que sufrió la madre de su hija. "El doctor me dijo que le pudo haber pasado cuando tenía ocho, o cuando tenía 80 años. Solamente era cuestión de tiempo. Me han comentado que de milagro no le pasó durante el parto, porque la presión sube".

Alfonso y Cecilia tenían cinco años de casados, una casa nueva y a su primogénita recién nacida. Pero los hechos ocurridos a menos de dos semanas de haberse convertido en padres cambiaría para siempre el rumbo de sus vidas.

"Para mí ella murió el 28 {de septiembre}, cuando cayó en coma y ya nunca se despertó, aunque los doctores la declararon con muerte cerebral hasta el día siguiente", recuerda Solís, quien a partir de ese incidente, a los 29 años de edad, se convirtió en padre y madre para su pequeña hija. También sumó a sus actividades la concientización sobre la donación de órganos entre los hispanos.

"Yo y mi esposa habíamos hablado de ese tema, los dos decíamos que si algo nos pasaba, no queríamos vivir como vegetales. Ella me dijo, 'mejor déjame ir, y si puedes, no me lo voy a llevar conmigo, da todos mis órganos. Todos, menos los ojos'".

DESPEDIDA

Cuando supo que un niño de 13 años recibiría el corazón de su esposa, Alfonso se puso triste, pero "también contento porque sabía que este niño iba a vivir".

"Ese día {30 de septiembre} que iban a hacer la operación para darle su corazón al niño. Yo fui hasta mi esposa y le puse a mi niña en su brazo, y le dije a mi hija 'Emily, esta es la última vez en que sentirás el calor de tu madre'. De ahí se la llevaron y esa fue la última vez que la vi".

Para mí, perder a mi esposa fue el dolor más fuerte de mi vida, pero me imagino que perder a un hijo es más duro que el dolor mío. Así que, tal vez Dios no contestó mi oración ese día, pero sí pudo contestar las oraciones de una mamá. Y gracias a mi esposa, cinco personas lograron vivir".

Además del corazón, los riñones y el hígado de Cecilia fueron donados a otras personas.

Al final, la familia de su ex esposa no tuvo ningún conflicto serio con él por la decisión, aclara Alfonso. "Ellos querían que su hija viviera, y yo también, pero Dios dice que sí a veces, y a veces dice que no. Ellos al principio no estaban de acuerdo, porque pensaban en un milagro, querían esperar más tiempo, pero yo vi los MRI's y para mi fue algo muy claro que ella de eso no se iba a recuperar".

NUEVA VIDA

"Aunque viví una tragedia, siento que mi dolor no fue en vano. Actualmente hay más de 300 mil personas en espera para recibir órganos. El voluntariado que hago para los hospitales, en donde me reuno con médicos y enfermeras y familiares de pacientes para hablar de mi experiencia es una prioridad para mí", dice Alfonso convencido.

El año pasado, justo días antes del 10 de mayo, Alfonso acudió al Hospital Parkland, al Muro de los Héroes, para honrar la memoria de su esposa, (como donante, hay una foto de ella en la pared del hospital conocida como Wall of Heroes. Y ahí justamente conoció a su futura esposa, Lisa Poteet, con quien felizmente espera contraer matrimonio el próximo 10 de mayo.

"Fue amor a primera vista. Nos conocimos ahí en Parkland y a los dos días salimos, fue mi primer 10 de mayo que no pasé llorando después de la muerte de mi esposa".

Alfonso recalca que su futura compañera es una mujer muy respetuosa de la memoria de Cecilia.

"Es una persona muy noble, que siempre le dice a mi hija 'tu mamá fue una gran persona y tu papá es un ángel'. Y mi niña está contenta de que nos vayamos a casar".

Alfonso ha sido entrevistado por diferentes medios, y sigue compartiendo su experiencia con la esperanza de que la comunidad hispana se concientice más acerca del tema.

"Si ya están registrados como donantes, la operación puede hacerse de inmediato", pide.

Y sobre lo que vivió en ese inesperado 2007, ahora evalúa su presente y estima que,"salí de ahí más fuerte, más sabio y aprendí mucho... ser papá soltero no es fácil", concluye.

 

A los 24 años de edad, Cecilia Solís sufrió un derrame cerebral irreparable el 28 de septiembre de 2007. Alfonso Solís Jr., su esposo, terriblemente sacudido por la sorpresa y aún en estado de "shock", atinó a cumplir con lo que en vida su mujer le había pedido, que donara sus órganos si un día la ocasión se presentaba.

"Ella nació con una vena anormal, y esa vena se reventó", explica Alfonso sobre la lesión cerebral que sufrió la madre de su hija. "El doctor me dijo que le pudo haber pasado cuando tenía ocho, o cuando tenía 80 años. Solamente era cuestión de tiempo. Me han comentado que de milagro no le pasó durante el parto, porque la presión sube".

Alfonso y Cecilia tenían cinco años de casados, una casa nueva y a su primogénita recién nacida. Pero los hechos ocurridos a menos de dos semanas de haberse convertido en padres cambiaría para siempre el rumbo de sus vidas.

"Para mí ella murió el 28 {de septiembre}, cuando cayó en coma y ya nunca se despertó, aunque los doctores la declararon con muerte cerebral hasta el día siguiente", recuerda Solís, quien a partir de ese incidente, a los 29 años de edad, se convirtió en padre y madre para su pequeña hija. También sumó a sus actividades la concientización sobre la donación de órganos entre los hispanos.

"Yo y mi esposa habíamos hablado de ese tema, los dos decíamos que si algo nos pasaba, no queríamos vivir como vegetales. Ella me dijo, 'mejor déjame ir, y si puedes, no me lo voy a llevar conmigo, da todos mis órganos. Todos, menos los ojos'".

DESPEDIDA

Cuando supo que un niño de 13 años recibiría el corazón de su esposa, Alfonso se puso triste, pero "también contento porque sabía que este niño iba a vivir".

"Ese día {30 de septiembre} que iban a hacer la operación para darle su corazón al niño. Yo fui hasta mi esposa y le puse a mi niña en su brazo, y le dije a mi hija 'Emily, esta es la última vez en que sentirás el calor de tu madre'. De ahí se la llevaron y esa fue la última vez que la vi".

Para mí, perder a mi esposa fue el dolor más fuerte de mi vida, pero me imagino que perder a un hijo es más duro que el dolor mío. Así que, tal vez Dios no contestó mi oración ese día, pero sí pudo contestar las oraciones de una mamá. Y gracias a mi esposa, cinco personas lograron vivir".

Además del corazón, los riñones y el hígado de Cecilia fueron donados a otras personas.

Al final, la familia de su ex esposa no tuvo ningún conflicto serio con él por la decisión, aclara Alfonso. "Ellos querían que su hija viviera, y yo también, pero Dios dice que sí a veces, y a veces dice que no. Ellos al principio no estaban de acuerdo, porque pensaban en un milagro, querían esperar más tiempo, pero yo vi los MRI's y para mi fue algo muy claro que ella de eso no se iba a recuperar".

NUEVA VIDA

"Aunque viví una tragedia, siento que mi dolor no fue en vano. Actualmente hay más de 300 mil personas en espera para recibir órganos. El voluntariado que hago para los hospitales, en donde me reuno con médicos y enfermeras y familiares de pacientes para hablar de mi experiencia es una prioridad para mí", dice Alfonso convencido.

El año pasado, justo días antes del 10 de mayo, Alfonso acudió al Hospital Parkland, al Muro de los Héroes, para honrar la memoria de su esposa, (como donante, hay una foto de ella en la pared del hospital conocida como Wall of Heroes. Y ahí justamente conoció a su futura esposa, Lisa Poteet, con quien felizmente espera contraer matrimonio el próximo 10 de mayo.

"Fue amor a primera vista. Nos conocimos ahí en Parkland y a los dos días salimos, fue mi primer 10 de mayo que no pasé llorando después de la muerte de mi esposa".

Alfonso recalca que su futura compañera es una mujer muy respetuosa de la memoria de Cecilia.

"Es una persona muy noble, que siempre le dice a mi hija 'tu mamá fue una gran persona y tu papá es un ángel'. Y mi niña está contenta de que nos vayamos a casar".

Alfonso ha sido entrevistado por diferentes medios, y sigue compartiendo su experiencia con la esperanza de que la comunidad hispana se concientice más acerca del tema.

"Si ya están registrados como donantes, la operación puede hacerse de inmediato", pide.

Y sobre lo que vivió en ese inesperado 2007, ahora evalúa su presente y estima que,"salí de ahí más fuerte, más sabio y aprendí mucho... ser papá soltero no es fácil", concluye.