DALLAS -- Tras escasas dos semanas de que la policía en Pasco, Washington ultimara al mexicano Antonio Zambrano Montes y desatara protestas en su comunidad, el pasado 20 de febrero el oficial Robert Clark del departamento policíaco de Grapevine le disparó dos veces al pecho al también mexicano Rubén García Villalpando, quien horas más tarde murió tras los balazos recibidos.
García Villalpando fue pronunciado muerto en el hospital John Peter Smith de Fort Worth a las 12:06 a.m. del sábado 21, según el reporte del forense del Condado de Tarrant. En el documento se especifica que se trató de un homicidio.
El tiroteo ocurrió alrededor de las 7 p.m. el viernes 20, después de una persecusión en la autopista estatal 121 que empezó en Grapevine pero concluyó en el municipio contiguo de Euless.
Clark respondió a una alarma que sonó en un edificio en la cuadra 3500 de la avenida William D. Tate, -la cual resultó ser falsa- y poco después vio a un vehículo alejarse del estacionamiento del lugar.
García Villalpando era el conductor del Toyota que salió del sitio a alta velocidad, de acuerdo al reporte de la policía. Después de internarse por la autopista 121, el inmigrante de 31 años de edad se detuvo en Euless.
El mexicano se salió de su carro, puso las manos en alto, o sobre la cabeza, e ignoró las órdenes de Clark de parar y empezó a caminar hacia su patrulla. El oficial continuó ordenándole a García Villalpando que se regresara a su vehículo.
Una despachadora de emergencias fue notificada de los disparos en la escena y envió a los paramédicos.Pero el activista Carlos Quintanilla, de Acción América, expresa que lo que no se menciona es la seguidilla de insultos con la que el policía le dio las órdenes de alto a García Villalpando. “Vulgar y repugante. Vi el video”, detalló Quintanilla a HOY Dallas vía telefónica.
“Este es un caso de un indocumentado que se paró en un estacionamiento, la alarma de un negocio comenzó a sonar y Rubén estaba ahí, luego comenzó a huir hasta que se paró en Euless. Es lo que pasa con la mayoría de los que no tienen documentos, que tienen miedo cuando ven a la policía. Cuando los paran, ellos tienen miedo, porque piensan en la deportación.
“Este es un ataque continuo en contra de inmigrantes. Rubén no tenía ningún récord criminal. Era un hombre de familia, a quien su jefe quería como a un hijo”, añadió Quintanilla.
El Fort Worth Star-Telegram recabó cifras de los mexicanos que han muerto en manos de autoridades estadounidenses en los últimos años: Un vocero de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México le respondió a McClatchy Newspapers que un total de 75 mexicanos han sido ultimados por oficiales de la ley en EE.UU. desde enero de 2006.
"Este es un absoluto asesinato a sangre fría {cometido} por un hombre en uniforme y con placa", declaró a NBCDFW el abogado Domingo García, quien representa a la familia del duranguense fallecido.El cuerpo de García Villalpando, que tenía 31 años de edad, fue sepultado el jueves en una comunidad cercana a Fort Worth.
El oficial Clark está fuera de servicio con goce de sueldo mientras el Departamento de Policía de Grapevine realiza sus investigaciones.
El miércoles, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México emitió una condena pública tras verificar el fallecimiento de García Villalpando.
En un comunicado, la SRE dijo que, sucesos recientes como el que le costó la vida a Zambrano Montes, y ahora, a García Villalpando, “son muestra reiterada de un uso de la fuerza letal de modo desproporcionado que conduce a la pérdida innecesaria de vidas”.
Añadiendo que, además, “erosionan la confianza que debe existir hacia las autoridades en las comunidades en las que actúan”.
El Cónsul mexicano Octavio Tripp denunció una violación a la Convención de Viena sobre relaciones consulares, después de que el Consulado de México en Dallas se enteró por medio de la viuda de Villalpando de su fallecimiento, sin recibir una notificación oficial antes de las autoridades involucradas en el caso.
Activistas locales convocaron a una manifestación para el próximo martes 3 de marzo a la 7:30 p.m. en el exterior de la alcaldía de Grapevine: https://www.facebook.com/events/805027559589665
A García Villalpando, que tenía más de una década de vivir en Estados Unidos, le sobreviven su esposa y cuatro hijos.
García Villalpando fue pronunciado muerto en el hospital John Peter Smith de Fort Worth a las 12:06 a.m. del sábado 21, según el reporte del forense del Condado de Tarrant. En el documento se especifica que se trató de un homicidio.
El tiroteo ocurrió alrededor de las 7 p.m. el viernes 20, después de una persecusión en la autopista estatal 121 que empezó en Grapevine pero concluyó en el municipio contiguo de Euless.
Clark respondió a una alarma que sonó en un edificio en la cuadra 3500 de la avenida William D. Tate, -la cual resultó ser falsa- y poco después vio a un vehículo alejarse del estacionamiento del lugar.
García Villalpando era el conductor del Toyota que salió del sitio a alta velocidad, de acuerdo al reporte de la policía. Después de internarse por la autopista 121, el inmigrante de 31 años de edad se detuvo en Euless.
El mexicano se salió de su carro, puso las manos en alto, o sobre la cabeza, e ignoró las órdenes de Clark de parar y empezó a caminar hacia su patrulla. El oficial continuó ordenándole a García Villalpando que se regresara a su vehículo.
Una despachadora de emergencias fue notificada de los disparos en la escena y envió a los paramédicos.
Pero el activista Carlos Quintanilla, de Acción América, expresa que lo que no se menciona es la seguidilla de insultos con la que el policía le dio las órdenes de alto a García Villalpando. “Vulgar y repugante. Vi el video”, detalló Quintanilla a HOY Dallas vía telefónica.
“Este es un caso de un indocumentado que se paró en un estacionamiento, la alarma de un negocio comenzó a sonar y Rubén estaba ahí, luego comenzó a huir hasta que se paró en Euless. Es lo que pasa con la mayoría de los que no tienen documentos, que tienen miedo cuando ven a la policía. Cuando los paran, ellos tienen miedo, porque piensan en la deportación.
“Este es un ataque continuo en contra de inmigrantes. Rubén no tenía ningún récord criminal. Era un hombre de familia, a quien su jefe quería como a un hijo”, añadió Quintanilla.
El Fort Worth Star-Telegram recabó cifras de los mexicanos que han muerto en manos de autoridades estadounidenses en los últimos años: Un vocero de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México le respondió a McClatchy Newspapers que un total de 75 mexicanos han sido ultimados por oficiales de la ley en EE.UU. desde enero de 2006.
"Este es un absoluto asesinato a sangre fría {cometido} por un hombre en uniforme y con placa", declaró a NBCDFW el abogado Domingo García, quien representa a la familia del duranguense fallecido.
El cuerpo de García Villalpando, que tenía 31 años de edad, fue sepultado el jueves en una comunidad cercana a Fort Worth.
El oficial Clark está fuera de servicio con goce de sueldo mientras el Departamento de Policía de Grapevine realiza sus investigaciones.
El miércoles, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México emitió una condena pública tras verificar el fallecimiento de García Villalpando.
En un comunicado, la SRE dijo que, sucesos recientes como el que le costó la vida a Zambrano Montes, y ahora, a García Villalpando, “son muestra reiterada de un uso de la fuerza letal de modo desproporcionado que conduce a la pérdida innecesaria de vidas”.
Añadiendo que, además, “erosionan la confianza que debe existir hacia las autoridades en las comunidades en las que actúan”.
El Cónsul mexicano Octavio Tripp denunció una violación a la Convención de Viena sobre relaciones consulares, después de que el Consulado de México en Dallas se enteró por medio de la viuda de Villalpando de su fallecimiento, sin recibir una notificación oficial antes de las autoridades involucradas en el caso.
Activistas locales convocaron a una manifestación para el próximo martes 3 de marzo a la 7:30 p.m. en el exterior de la alcaldía de Grapevine: https://www.facebook.com/events/805027559589665
A García Villalpando, que tenía más de una década de vivir en Estados Unidos, le sobreviven su esposa y cuatro hijos.