"Le quitaron la oportunidad de reivindicar su vida", lamenta viuda de García Villalpando

FORTH WORTH -- Martha Romero, la viuda de Rubén García Villalpando -quien perdió la vida tras recibir dos disparos de un policía de Grapevine en febrero, afirmó que es por sus hijos que sigue en pie, pero que siente un dolor inmenso que no puede ni describir.

Con la voz entrecortada, Romero compartió su sentir con la prensa el sábado, poco después del mediodía, al concluir una marcha que organizaron varios activistas para denunciar actos de brutalidad policiaca en el condado Tarrant ocurridos este año contra personas de color.

Romero, de nacionalidad mexicana, dijo que su pesar era más grande al saber que no se habían presentado cargos contra el policía que le disparó a su esposo, quien iba desarmado.

La autopsia del cuerpo de García Villalpando reveló que estaba alcoholizado cuando enfrentó al policía que terminó segándole la vida; su nivel de intoxicación rebasaba el límite legal en Texas.

"Sí venía tomado", admitió Romero", "pero era un ser humano luchando con tal vez dejar de estar tomando; luchando con su propia voluntad y eso la gente no lo sabe, y lo juzga a la ligera, y sin saber que él daba su vida por sus hijos. Fue un error, sí, pero no era para que le quitaran su vida", dijo.

"No pueden juzgar a una persona por lo que haya hecho", pidió Romero, al recordársele que su esposo había sido detenido por la policía de Lewisville en diciembre, por manejar en estado de ebriedad. "Tenía oportunidad de reivindicar su vida, de solucionar sus problemas, pero le quitaron esa oportunidad".

La madre de los cuatro hijos que dejó García Villalpando dijo que después del incidente de diciembre, su esposo y ella estaban esperando la orden de la corte para tratar de que él se presentara ante el juez. "El estaba dispuesto y esperando todo lo que el gobierno o la policía le pudiera haber dado; estaba buscando ayuda".

La ahora viuda dijo que los padres de García Villalpando han estado aquí en el país, al pendiente del caso, pero se van a regresar pronto a México.

"A mis niños ya los mandaron a recibir ayuda psicológica, en la escuela, el mediano dijo que tenía pesadillas. Les ha afectado, no lo demuestran mucho tal vez, pero sí en el fondo lo saben".

Romero dijo que su hijo, al saber que la policía disparó a otra persona y lo mató, le dijo 'mami, yo ya no puedo creer en la policía'.

"Es algo duro, cómo puede ser eso posible. Tiene 7 años. 'Mami, la policía es mala, en lugar de decir, la policía me va a proteger',me dijo". 

TIROTEOS EN EL PAÍS

El periódico The Washington Post publicó el fin de semana que por lo menos 385 personas han muerto a tiros por la policía a través del país. Más de dos al día, de acuerdo a un análisis del Post. La cifra representa más del doble de la tasa de tiroteos fatales de la policía compilados por el gobierno federal durante la década pasada, una cuenta que funcionarios coinciden está incompleta, reportó el diario.

RECTIFICAR

Héctor Flores, ex dirigente de LULAC, uno de los activistas que participó en el mitin al final de la marcha, dijo que esperan incluso llamar la atención de las Naciones Unidas por los casos de las violaciones de los derechos humanos que podrían haber ocurrido contras los muertos a causa de la fuerza letal de la policía.

"La vida de cada persona es sagrada", dijo Flores, quien condenó a los oficiales electos que no acudieron al acto. 'Shame on those elected officials that are not here', dijo en inglés.

"Gracias a los que están aquí, que están apoyando a las familias de los que ya no están con nosotros, sabemos que quizás ocurrieron serias violaciones a los derechos civiles de las víctimas, porque eso es lo que son, o han sido, victimizados.

"Este país tiene una larga historia oscura de criminalizar a gente negra, café y pobre. Tenemos que rectificar; pero tenemos que rectificar de una manera apropiada, presentando quejas, emprendiendo demandas o yendo incluso ante el Congreso de Estados Unidos, o ante la nueva Fiscal General", agregó Flores.

Kyev Tatum, de la Southern Christian Leadership, aclaró durante la manifestación que, "no les pedimos que sean violentos, no les pedimos que quemen nada, les pedimos que estén con nosotros firmes. El presidente debe de hablar contra la brutalidad policiaca en el condado de Tarrant, Fort worth, Texas... 'No justice, no peace; no racist police in Fort Worth any loger", proclamó.

CORAJE

Saira McMillan, de Crowley llegó a la manifestación para demostrar su descontento por la muerte del afroestadounidense Kelvin Goldstone.

"Vinimos para pedir justicia por las personas que están matando sin deberla ni temerla", explicó la joven hispana.

McMillan cree que muchas cosas no coinciden en el caso de la muerte de Goldstone, a quien la policía abatió a tiros el pasado 11 de mayo.

"Cada noticiero dice algo diferente, el Internet dice otra, y el reporte de policía también. Para haberle disparado 12 veces se me hace demasiado, cuando en vez de matarlo pudieron haberle ponchado las llantas", dijo McMillan, de 25 años.

"Me da coraje, porque, ¿quién sigue?, no importa si es moreno, si es mexicano, si es americano, ¿quién sigue? Como quien dice pueden venir a matar a cualquiera a la hora que se les antoje y nadie hace nada".

McMillan, quien es mamá de dos, concluyó su reflexión con la opinión que "tanta injustica no es buena, Ya basta".

 

Con la voz entrecortada, Romero compartió su sentir con la prensa el sábado, poco después del mediodía, al concluir una marcha que organizaron varios activistas para denunciar actos de brutalidad policiaca en el condado Tarrant ocurridos este año contra personas de color.

Romero, de nacionalidad mexicana, dijo que su pesar era más grande al saber que no se habían presentado cargos contra el policía que le disparó a su esposo, quien iba desarmado.

La autopsia del cuerpo de García Villalpando reveló que estaba alcoholizado cuando enfrentó al policía que terminó segándole la vida; su nivel de intoxicación rebasaba el límite legal en Texas.

"Sí venía tomado", admitió Romero", "pero era un ser humano luchando con tal vez dejar de estar tomando; luchando con su propia voluntad y eso la gente no lo sabe, y lo juzga a la ligera, y sin saber que él daba su vida por sus hijos. Fue un error, sí, pero no era para que le quitaran su vida", dijo.

"No pueden juzgar a una persona por lo que haya hecho", pidió Romero, al recordársele que su esposo había sido detenido por la policía de Lewisville en diciembre, por manejar en estado de ebriedad. "Tenía oportunidad de reivindicar su vida, de solucionar sus problemas, pero le quitaron esa oportunidad".

La madre de los cuatro hijos que dejó García Villalpando dijo que después del incidente de diciembre, su esposo y ella estaban esperando la orden de la corte para tratar de que él se presentara ante el juez. "El estaba dispuesto y esperando todo lo que el gobierno o la policía le pudiera haber dado; estaba buscando ayuda".

La ahora viuda dijo que los padres de García Villalpando han estado aquí en el país, al pendiente del caso, pero se van a regresar pronto a México.

"A mis niños ya los mandaron a recibir ayuda psicológica, en la escuela, el mediano dijo que tenía pesadillas. Les ha afectado, no lo demuestran mucho tal vez, pero sí en el fondo lo saben".

Romero dijo que su hijo, al saber que la policía disparó a otra persona y lo mató, le dijo 'mami, yo ya no puedo creer en la policía'.

"Es algo duro, cómo puede ser eso posible. Tiene 7 años. 'Mami, la policía es mala, en lugar de decir, la policía me va a proteger',me dijo". 

TIROTEOS EN EL PAÍS

El periódico The Washington Post publicó el fin de semana que por lo menos 385 personas han muerto a tiros por la policía a través del país. Más de dos al día, de acuerdo a un análisis del Post. La cifra representa más del doble de la tasa de tiroteos fatales de la policía compilados por el gobierno federal durante la década pasada, una cuenta que funcionarios coinciden está incompleta, reportó el diario.

RECTIFICAR

Héctor Flores, ex dirigente de LULAC, uno de los activistas que participó en el mitin al final de la marcha, dijo que esperan incluso llamar la atención de las Naciones Unidas por los casos de las violaciones de los derechos humanos que podrían haber ocurrido contras los muertos a causa de la fuerza letal de la policía.

"La vida de cada persona es sagrada", dijo Flores, quien condenó a los oficiales electos que no acudieron al acto. 'Shame on those elected officials that are not here', dijo en inglés.

"Gracias a los que están aquí, que están apoyando a las familias de los que ya no están con nosotros, sabemos que quizás ocurrieron serias violaciones a los derechos civiles de las víctimas, porque eso es lo que son, o han sido, victimizados.

"Este país tiene una larga historia oscura de criminalizar a gente negra, café y pobre. Tenemos que rectificar; pero tenemos que rectificar de una manera apropiada, presentando quejas, emprendiendo demandas o yendo incluso ante el Congreso de Estados Unidos, o ante la nueva Fiscal General", agregó Flores.

Kyev Tatum, de la Southern Christian Leadership, aclaró durante la manifestación que, "no les pedimos que sean violentos, no les pedimos que quemen nada, les pedimos que estén con nosotros firmes. El presidente debe de hablar contra la brutalidad policiaca en el condado de Tarrant, Fort worth, Texas... 'No justice, no peace; no racist police in Fort Worth any loger", proclamó.

CORAJE

Saira McMillan, de Crowley llegó a la manifestación para demostrar su descontento por la muerte del afroestadounidense Kelvin Goldstone.

"Vinimos para pedir justicia por las personas que están matando sin deberla ni temerla", explicó la joven hispana.

McMillan cree que muchas cosas no coinciden en el caso de la muerte de Goldstone, a quien la policía abatió a tiros el pasado 11 de mayo.

"Cada noticiero dice algo diferente, el Internet dice otra, y el reporte de policía también. Para haberle disparado 12 veces se me hace demasiado, cuando en vez de matarlo pudieron haberle ponchado las llantas", dijo McMillan, de 25 años.

"Me da coraje, porque, ¿quién sigue?, no importa si es moreno, si es mexicano, si es americano, ¿quién sigue? Como quien dice pueden venir a matar a cualquiera a la hora que se les antoje y nadie hace nada".

McMillan, quien es mamá de dos, concluyó su reflexión con la opinión que "tanta injustica no es buena, Ya basta".