DALLAS -- Una estudiante que fue la mejor de su generación en una preparatoria de McKinney decidió divulgar su condición de inmigrante indocumentada, tras revelar en su ceremonia de graduación que hace seis años llegó al norte de Dallas con visa de turista junto a su madre y hermana, huyendo de un padre abusivo y alcohólico en la Ciudad de México.
"Déjenme ser franca, no estoy aquí para darles un discurso tradicional de Valedictorian", dijo Larissa Martínez poco antes de hablar de la batalla con la que ha tenido que lidiar durante los años que lleva viviendo afuera de su país natal, México.
“Soy una de los 11 millones de indocumentados que viven en las sombras en Estados Unidos y decidí pararme frente a ustedes hoy y revelar estas inesperadas realidades, porque esta podría ser mi única oportunidad de transmitir la verdad a todos ustedes, de que los inmigrantes indocumentados también son gente”.
Un aplauso de los cientos de asistentes en la McKinney Boyd High School la interrumpió, antes de que concediera que había dudado un poco en hablar de su caso, dada la división de opiniones sobre el tema de inmigración en Estados Unidos. "Pero sentí que debería de ser honesta con ustedes y conmigo misma", añadió.
SOMOS GENTE
La parte más importante del debate y la parte que a menudo es más ignorada, es el hecho de que los inmigrantes, indocumentados o no, "también son gente". "Gente con sueños, aspiraciones, esperanzas y seres queridos; gente como yo, gente que se ha vuelto parte de la sociedad estadounidense".Martínez dijo que a menudo su inteligencia fue cuestionada debido a su origen. Y una tarea que tuvo que asumir durante su niñez fue la de cuidar a su hermana mientras su mamá trabajaba desde en la mañana hasta tarde en la noche. Pero aclaró que su madre era la persona con la que más estaba agradecida. "Deyanira Contreras: Tú has estado conmigo en todo momento, eres mi mejor amiga. Literalmente, moviste países por mi hermana y por mí".
Martínez, hizo notar que aunque no tenía una lavadora de ropa en su departamenteo, una cama propia o Internet, siempre tuvo el conocimiento a su alcance en la biblioteca de su escuela. "Se convirtió en mi refugio".
“Estamos aquí sin documentación oficial porque el sistema de inmigración de Estados Unidos está quebrantado y ha obligado a muchas familias a vivir en el miedo”, continuó. "Espero que vean más allá de la forma en que los medios de comunicación nos retratan y de las acusaciones deshumanizantes que algunos políticos han hecho".
En alusión al discurso anti-inmigrante de Donald Trump, dijo que los indocumentados están deseosos de participar en convertir a Estados Unidos en um país "grande otra vez", pero "sin la edificación de un muro basado en el odio y el prejuicio".
"Espero que se vayan hoy sabiendo que [los inmigrantes] estamos tratando de hacer las cosas de la forma correcta, pero no sabemos cómo. Les pido que abran sus corazones y que encuentren el amor y entendimiento que nos hace humanos".
Por último, pidió a sus compañeros de generación que no se quedaran conformes con las limitaciones que otros les ponen. Martínez recibió una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad Yale.
"Si pude romper todos los estereotipos basado en como me clasifican: mexicana, mujer, indocumentada, de bajos ingresos, entonces ustedes también pueden, no tenemos por qué dejar que las expectativas se vuelvan nuestra realidad".
"Vencer al sistema es posible, soy prueba de ello. Me dijeron que no podía, y pude", concluyó.
"Déjenme ser franca, no estoy aquí para darles un discurso tradicional de Valedictorian", dijo Larissa Martínez poco antes de hablar de la batalla con la que ha tenido que lidiar durante los años que lleva viviendo afuera de su país natal, México.
“Soy una de los 11 millones de indocumentados que viven en las sombras en Estados Unidos y decidí pararme frente a ustedes hoy y revelar estas inesperadas realidades, porque esta podría ser mi única oportunidad de transmitir la verdad a todos ustedes, de que los inmigrantes indocumentados también son gente”.
Un aplauso de los cientos de asistentes en la McKinney Boyd High School la interrumpió, antes de que concediera que había dudado un poco en hablar de su caso, dada la división de opiniones sobre el tema de inmigración en Estados Unidos. "Pero sentí que debería de ser honesta con ustedes y conmigo misma", añadió.
SOMOS GENTE
La parte más importante del debate y la parte que a menudo es más ignorada, es el hecho de que los inmigrantes, indocumentados o no, "también son gente". "Gente con sueños, aspiraciones, esperanzas y seres queridos; gente como yo, gente que se ha vuelto parte de la sociedad estadounidense".
Martínez dijo que a menudo su inteligencia fue cuestionada debido a su origen. Y una tarea que tuvo que asumir durante su niñez fue la de cuidar a su hermana mientras su mamá trabajaba desde en la mañana hasta tarde en la noche. Pero aclaró que su madre era la persona con la que más estaba agradecida. "Deyanira Contreras: Tú has estado conmigo en todo momento, eres mi mejor amiga. Literalmente, moviste países por mi hermana y por mí".
Martínez, hizo notar que aunque no tenía una lavadora de ropa en su departamenteo, una cama propia o Internet, siempre tuvo el conocimiento a su alcance en la biblioteca de su escuela. "Se convirtió en mi refugio".
“Estamos aquí sin documentación oficial porque el sistema de inmigración de Estados Unidos está quebrantado y ha obligado a muchas familias a vivir en el miedo”, continuó. "Espero que vean más allá de la forma en que los medios de comunicación nos retratan y de las acusaciones deshumanizantes que algunos políticos han hecho".
En alusión al discurso anti-inmigrante de Donald Trump, dijo que los indocumentados están deseosos de participar en convertir a Estados Unidos en um país "grande otra vez", pero "sin la edificación de un muro basado en el odio y el prejuicio".
"Espero que se vayan hoy sabiendo que [los inmigrantes] estamos tratando de hacer las cosas de la forma correcta, pero no sabemos cómo. Les pido que abran sus corazones y que encuentren el amor y entendimiento que nos hace humanos".
Por último, pidió a sus compañeros de generación que no se quedaran conformes con las limitaciones que otros les ponen. Martínez recibió una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad Yale.
"Si pude romper todos los estereotipos basado en como me clasifican: mexicana, mujer, indocumentada, de bajos ingresos, entonces ustedes también pueden, no tenemos por qué dejar que las expectativas se vuelvan nuestra realidad".
"Vencer al sistema es posible, soy prueba de ello. Me dijeron que no podía, y pude", concluyó.