Proveniente de una población serrana de Durango, el señor Alfredo Duarte emigró a los Estados Unidos poco antes de cumplir 17 años, en 1975, pero no fue hasta 1983 que llegó a Dallas tras batallar varios años en el sur de California.
"Llegué con una tía primero a El Monte, California", recuerda Duarte, quien ahora es un exitoso empresario en el Norte de Texas.
El área de Los Angeles resultó muy competitiva para él, que no hablaba inglés, ni había podido estudiar en su tierra de origen La Rosilla, en el municipio de Guanaseví, explicó Duarte en una entrevista después de recibir el premio Ohtli, que entrega el gobierno de México a través de los consulados durante las fiestas del Grito de Independencia.
FOTOS DE EL GRITO EN DALLAS: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1281984318501005.1073741935.117208541645261&type=1&l=a0d733b5b1
EN 1983 LLEGÓ A DALLAS
Ante la escasez de oportunidades, en 1983 decidió mudarse a Texas con su esposa, la señora Irma Mendoza-Duarte, con quien se unió en matrimonio a los dos años de haber llegado a Estados Unidos. La pareja tenía tan pocos recursos que hizo coincidir su boda con el 24 de diciembre para hacer una sola cena."Yo solo le compré un anillo que ella todavía tiene", señaló Duarte, que pronto cumplirá 33 años de casado.
Al trasladarse a Dallas encontró trabajo como tornero, un oficio que conocía. Pero le interesaba el dinamismo de la venta y distribución de frutas y verduras, pues su cuñado trabajaba en una compañía de vegetales y Duarte veía que solo estadounidenses e italianos tenían presencia en la industria, por lo que se fue a trabajar con el hermano de su esposa para tratar de familiarizarse en el ambiente.
Al no tener experiencia en el ramo, Duarte fue despedido. Era el año 1985 y con los $1,500 que había logrado ahorrar, el duranguense consiguió una vieja camioneta y decidió que se dedicaría a comprar y vender productos agrícolas. A su cuñado lo convenció de que abandonara la compañía en la que llevaba más de 25 años laborando y se le uniera en su aventura comercial.
SU SOCIO
El señor Jesús Mendoza, socio de Duarte, aceptó, a pesar de dudar un poco, pues tenía ocho hijos y sus empleadores le ofrecieron un aumento para que regresara a trabajar. Fue así como nació Taxco Produce, una compañía que en la actualidad importa el 50 por ciento de sus productos de México y el resto lo adquiere a nivel local y a veces de Brasil y Canadá.El viernes, cuando recibió el reconocimiento de parte del cónsul de México en Dallas, Francisco De la Torre, el señor Duarte le recordó al público lo importante que es incorporarse a la sociedad estadounidense sin olvidar sus raíces mexicanas.
"Me interesa la educación, la percepción que se tiene de los hispanos ahorita es algo increíblemente peligroso, después de más 40 años de vivir aquí, veo que somos la piñata de cierta gente, pero podemos quebrar esa tendencia educando a nuestros hijos y haciendo que formen parte de la sociedad estadounidense, sin olvidar de nuestras raíces".
COMUNIDAD
"Si se nos olvida a nosotros, a ellos no se les va a olvidar, y ahí está el problema. Mis hijos y mis nietos ya nacieron aquí. Si usted manda a sus hijos a la universidad, sus nietos también irán", señaló, apasionado con el tema.También expresó el deseo de que las nuevas generaciones, cuando terminen la universidad "no piensen nada más en comprarse una casa grande, lejos de Dallas; que le devuelvan a la comunidad, que salven a otros cinco niños cada uno".
Duarte cree que es más díficil dedicarle tiempo que dinero a la comunidad (cuando se tienen los medios), pero dijo que hace lo posible por involucrarse en diferentes mesas directivas, como en la de la escuela Cristo Rey en Pleasant Grove o en las jornadas de mentoría que organiza con Francisco González en la preparatoria Adamson.
HUMILDAD
Duarte aceptó con humildad el premio que le otorgaron durante la ceremonia de las fiestas patrias en el Ayuntamiento de Dallas, aunque cree que seguramente habrá otros cien que se lo merezcan tanto como él."Hay gente que ha hecho increíbles cosas, pero lo acepto en nombre de la comunidad, para que se vea que no todo lo que dicen de la comunidad es así [de negativo]", dijo sin nombrar directamente al candidato republicano que desde junio del 2015 insultó a los inmigrantes mexicanos y amenaza con una política de deportación extrema de ganar la presidencia de Estados Unidos.
Pensando en el beneficio de la comunidad y en causas de apoyo a la educación, a Duarte le gusta expresar sus ideas y entusiasmo a pesar de que al final no sea el mismo quien las concrete o se quede con el reconocimiento.
"Lo importante es traer las ideas, aunque tenga que rogarle a alguien que las tome y se hagan realidad. No es necesario que le den el crédito a uno si las llevan a cabo y hacen un cambio. Nunca hay que quedarse callado", pidió el mexicano, proveniente de una familia humilde, y que en su infancia recibió apenas cierta instrucción escolar, de parte de su mamá.
Duarte también fue reconocido por la revista D Magazine y se apresta en este mismo 2016 a recibir dos reconocimientos más, el de la Asociación de Empresarios Mexicanos y uno del Concilio de las Artes en Dallas.
"Llegué con una tía primero a El Monte, California", recuerda Duarte, quien ahora es un exitoso empresario en el Norte de Texas.
El área de Los Angeles resultó muy competitiva para él, que no hablaba inglés, ni había podido estudiar en su tierra de origen La Rosilla, en el municipio de Guanaseví, explicó Duarte en una entrevista después de recibir el premio Ohtli, que entrega el gobierno de México a través de los consulados durante las fiestas del Grito de Independencia.
FOTOS DE EL GRITO EN DALLAS: https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1281984318501005.1073741935.117208541645261&type=1&l=a0d733b5b1
EN 1983 LLEGÓ A DALLAS
Ante la escasez de oportunidades, en 1983 decidió mudarse a Texas con su esposa, la señora Irma Mendoza-Duarte, con quien se unió en matrimonio a los dos años de haber llegado a Estados Unidos. La pareja tenía tan pocos recursos que hizo coincidir su boda con el 24 de diciembre para hacer una sola cena.
"Yo solo le compré un anillo que ella todavía tiene", señaló Duarte, que pronto cumplirá 33 años de casado.
Al trasladarse a Dallas encontró trabajo como tornero, un oficio que conocía. Pero le interesaba el dinamismo de la venta y distribución de frutas y verduras, pues su cuñado trabajaba en una compañía de vegetales y Duarte veía que solo estadounidenses e italianos tenían presencia en la industria, por lo que se fue a trabajar con el hermano de su esposa para tratar de familiarizarse en el ambiente.
Al no tener experiencia en el ramo, Duarte fue despedido. Era el año 1985 y con los $1,500 que había logrado ahorrar, el duranguense consiguió una vieja camioneta y decidió que se dedicaría a comprar y vender productos agrícolas. A su cuñado lo convenció de que abandonara la compañía en la que llevaba más de 25 años laborando y se le uniera en su aventura comercial.
SU SOCIO
El señor Jesús Mendoza, socio de Duarte, aceptó, a pesar de dudar un poco, pues tenía ocho hijos y sus empleadores le ofrecieron un aumento para que regresara a trabajar. Fue así como nació Taxco Produce, una compañía que en la actualidad importa el 50 por ciento de sus productos de México y el resto lo adquiere a nivel local y a veces de Brasil y Canadá.
El viernes, cuando recibió el reconocimiento de parte del cónsul de México en Dallas, Francisco De la Torre, el señor Duarte le recordó al público lo importante que es incorporarse a la sociedad estadounidense sin olvidar sus raíces mexicanas.
"Me interesa la educación, la percepción que se tiene de los hispanos ahorita es algo increíblemente peligroso, después de más 40 años de vivir aquí, veo que somos la piñata de cierta gente, pero podemos quebrar esa tendencia educando a nuestros hijos y haciendo que formen parte de la sociedad estadounidense, sin olvidar de nuestras raíces".
COMUNIDAD
"Si se nos olvida a nosotros, a ellos no se les va a olvidar, y ahí está el problema. Mis hijos y mis nietos ya nacieron aquí. Si usted manda a sus hijos a la universidad, sus nietos también irán", señaló, apasionado con el tema.
También expresó el deseo de que las nuevas generaciones, cuando terminen la universidad "no piensen nada más en comprarse una casa grande, lejos de Dallas; que le devuelvan a la comunidad, que salven a otros cinco niños cada uno".
Duarte cree que es más díficil dedicarle tiempo que dinero a la comunidad (cuando se tienen los medios), pero dijo que hace lo posible por involucrarse en diferentes mesas directivas, como en la de la escuela Cristo Rey en Pleasant Grove o en las jornadas de mentoría que organiza con Francisco González en la preparatoria Adamson.
HUMILDAD
Duarte aceptó con humildad el premio que le otorgaron durante la ceremonia de las fiestas patrias en el Ayuntamiento de Dallas, aunque cree que seguramente habrá otros cien que se lo merezcan tanto como él.
"Hay gente que ha hecho increíbles cosas, pero lo acepto en nombre de la comunidad, para que se vea que no todo lo que dicen de la comunidad es así [de negativo]", dijo sin nombrar directamente al candidato republicano que desde junio del 2015 insultó a los inmigrantes mexicanos y amenaza con una política de deportación extrema de ganar la presidencia de Estados Unidos.
Pensando en el beneficio de la comunidad y en causas de apoyo a la educación, a Duarte le gusta expresar sus ideas y entusiasmo a pesar de que al final no sea el mismo quien las concrete o se quede con el reconocimiento.
"Lo importante es traer las ideas, aunque tenga que rogarle a alguien que las tome y se hagan realidad. No es necesario que le den el crédito a uno si las llevan a cabo y hacen un cambio. Nunca hay que quedarse callado", pidió el mexicano, proveniente de una familia humilde, y que en su infancia recibió apenas cierta instrucción escolar, de parte de su mamá.
Duarte también fue reconocido por la revista D Magazine y se apresta en este mismo 2016 a recibir dos reconocimientos más, el de la Asociación de Empresarios Mexicanos y uno del Concilio de las Artes en Dallas.