Abuelos de Tony Romo quieren compartir su fe y los valores familiares

Ramiro y Felicita Romo son los orgullosos abuelos de Tony Romo, quienes alejados del bullicio de la ciudad viven cerca de su nieto, pero apartados de la opulenta zona donde él reside también en las afueras de Dallas.

La historia de los Romo es por muchos conocida. El abuelo de Tony, de origen humilde, nació en (Múzquiz) Coahuila, México y creció junto a su madre y hermanos en San Antonio. Su padre murió cuando él era muy niño. A los 18 años quedó huérfano por completo y se mudó a Wisconsin en donde conoció a Felicita, la madre de su hijo Ramiro.

“Quién iba a saber que este casamiento mío, edificaría algo superior, como tener un hijo, y ese hijo me da tres nietos, pero uno que viene a ser bendecido con ser famoso... Un niño de México como yo, crecido en el Sur y todo eso, en esos años. Es algo de entender que es una bendición de Dios”, reflexiona el abuelo Romo.

“Mi intención no era quedarme, ¿pero quién sabe el destino propio? Nomás Dios sabe tu destino. [Yo dije], Voy a ir un ratito a trabajar y me regreso”, señaló Romo, quien es un diácono de la iglesia católica. Su fe es una tradición heredada de sus padres, la cual fortaleció al casarse con su esposa.

"Es algo milagroso, porque años atrás, nadie podía leer la Biblia, nada más las iglesias la tenían, pero nuestros padres, [no sé] de dónde aprendieron, como mi madre...Tenía su altarcito, esa es la tradición mexicana. La fe que ellos tenían nos la pasaron a nosotros. [Y ] Toca la casualidad que yo me caso con una mujer que es muy espiritual. Ella me refuerza y me dice, no, tienes que hacer más”.

Felicita también perdió a su padre cuando era muy pequeña y empezó a trabajar desde temprana edad para poder mantener a su madre y a su hermano menor.

Un testimonio de fe que compartió Ramiro sobre su madre fue la anécdota de cuando aún estando en San Antonio fue llamado al Ejército. "Pero al final no pasé, porque mi  inglés no era muy bueno. ¡Qué bueno! -Decía mi madre, “Dios me contestó, [para] que no fueras”.... Ahora hables o no hables inglés, nada más que tengas buen cuerpo para parar las balas [te aceptan]”.

WISCONSIN
'Feli' (como la llaman de cariño en la familia) y Ramiro se asentaron en el norte y aunque echaban de menos Texas, se esforzaron para que la nueva familia no se mudara frecuentemente como otras.

“Yo nunca me impuse a los tiempos esos de nieve y de 40 bajo cero. Todo el tiempo quería regresar, pero quería crecer a mis hijos en un solo lugar, que no anduvieran de emigrantes para atrás y para adelante”, dijo Ramiro.

Su único hijo de sangre es Ramiro Romo Jr., el padre del exmariscal de campo de los Cowboys, Tony Romo, a quien desde su juventud le apasionaron los deportes. Tony también fue un destacado jugador de baloncesto pero se decidió por el futbol americano y cumplió el sueño de su abuelo al ser contratado además, por los Dallas Cowboys.

“Yo todo lo que quería era que estuviera cerca de nosotros, no por fama ni dinero”, aclara Ramiro, quien ya estaba en Texas de vuelta con su esposa cuando “su nieto favorito”, saltó al profesionalismo “[Es] una bendición que nunca esperas, no sabes".

La fe de sus abuelos era tan grande como la de su nieto. Cuando Feli le decía a Tony que pensaba en lo bueno que sería verlo jugar con los Cowboys, el quarterback le contestaba, "todo es posible, abuela".

En Dallas, Tony se convirtió en una súperestrella a pesar de no ganar ningún título de la NFL, y recientemente anunció su retiro para dedicarse a comentar el deporte por televisión.

El abuelo Ramiro cree que el futuro de su nieto como comunicador también será bueno: “Antonio tiene muchas básicas, tiene mucha fe y cree en Dios. Es un hombre muy generoso que no se para por ayudar al necesitado. Tony ya no necesita trabajar. Cowboys siempre va a hacer nuestro equipo y Antonio va a estar cerca de ellos, trabajando, según sé, no sé exactamente [de qué], pero ahí va a estar”.

INSPIRANDO FE
Con el apoyo de un amigo cercano, Ramiro acaba de lanzar un sitio web en el que comparte su fé, la enseñanza de valores familiares y los recuerdos de la infancia de Tony Romo y la familia. Su meta es inspirar a cualquier persona o familia, independientemente de su país, cultura o religión.

Romo y su esposa, por muchos años se han dedicado a servir en la iglesia y al prójimo. Durante el tiempo que vivieron en Wisconsin fueron padres adoptivos, y ambos recuerdan que su objetivo, al recibir a niños que estaba alejados de sus padres, era que las dos partes se reunieran.

“A pesar de estar ocupado a por la educación de los niños de nosotros, hacíamos tiempo para irnos a educar a la universidad (Marquette, Milwaukee), [a estudiar] un poco de teología”, señala Ramiro, sobre la instrucción que recibió junto a su esposa.

Durante la larga entrevista con Hoy Dallas, Ramiro también recordó que le tocó ver las injusticias que le ocurrían a los trabajadores migrantes que llegaban a Wisconsin y pudo convencer a un sacerdote para ir a los ranchos a hablar por los latinos que trabajaban en condiciones lamentables. Poco después se volvió comunicador radial y nunca ha dejado de predicar la fe en español.

“Nuestra fe es lo que tú crees sin mirar. Hay que practicar la fe no haciendo el mal”, concluyó.

La historia de los Romo es por muchos conocida. El abuelo de Tony, de origen humilde, nació en (Múzquiz) Coahuila, México y creció junto a su madre y hermanos en San Antonio. Su padre murió cuando él era muy niño. A los 18 años quedó huérfano por completo y se mudó a Wisconsin en donde conoció a Felicita, la madre de su hijo Ramiro.

“Quién iba a saber que este casamiento mío, edificaría algo superior, como tener un hijo, y ese hijo me da tres nietos, pero uno que viene a ser bendecido con ser famoso... Un niño de México como yo, crecido en el Sur y todo eso, en esos años. Es algo de entender que es una bendición de Dios”, reflexiona el abuelo Romo.

“Mi intención no era quedarme, ¿pero quién sabe el destino propio? Nomás Dios sabe tu destino. [Yo dije], Voy a ir un ratito a trabajar y me regreso”, señaló Romo, quien es un diácono de la iglesia católica. Su fe es una tradición heredada de sus padres, la cual fortaleció al casarse con su esposa.

"Es algo milagroso, porque años atrás, nadie podía leer la Biblia, nada más las iglesias la tenían, pero nuestros padres, [no sé] de dónde aprendieron, como mi madre...Tenía su altarcito, esa es la tradición mexicana. La fe que ellos tenían nos la pasaron a nosotros. [Y ] Toca la casualidad que yo me caso con una mujer que es muy espiritual. Ella me refuerza y me dice, no, tienes que hacer más”.

Felicita también perdió a su padre cuando era muy pequeña y empezó a trabajar desde temprana edad para poder mantener a su madre y a su hermano menor.

Un testimonio de fe que compartió Ramiro sobre su madre fue la anécdota de cuando aún estando en San Antonio fue llamado al Ejército. "Pero al final no pasé, porque mi  inglés no era muy bueno. ¡Qué bueno! -Decía mi madre, “Dios me contestó, [para] que no fueras”.... Ahora hables o no hables inglés, nada más que tengas buen cuerpo para parar las balas [te aceptan]”.

WISCONSIN
'Feli' (como la llaman de cariño en la familia) y Ramiro se asentaron en el norte y aunque echaban de menos Texas, se esforzaron para que la nueva familia no se mudara frecuentemente como otras.

“Yo nunca me impuse a los tiempos esos de nieve y de 40 bajo cero. Todo el tiempo quería regresar, pero quería crecer a mis hijos en un solo lugar, que no anduvieran de emigrantes para atrás y para adelante”, dijo Ramiro.

Su único hijo de sangre es Ramiro Romo Jr., el padre del exmariscal de campo de los Cowboys, Tony Romo, a quien desde su juventud le apasionaron los deportes. Tony también fue un destacado jugador de baloncesto pero se decidió por el futbol americano y cumplió el sueño de su abuelo al ser contratado además, por los Dallas Cowboys.

“Yo todo lo que quería era que estuviera cerca de nosotros, no por fama ni dinero”, aclara Ramiro, quien ya estaba en Texas de vuelta con su esposa cuando “su nieto favorito”, saltó al profesionalismo “[Es] una bendición que nunca esperas, no sabes".

La fe de sus abuelos era tan grande como la de su nieto. Cuando Feli le decía a Tony que pensaba en lo bueno que sería verlo jugar con los Cowboys, el quarterback le contestaba, "todo es posible, abuela".

En Dallas, Tony se convirtió en una súperestrella a pesar de no ganar ningún título de la NFL, y recientemente anunció su retiro para dedicarse a comentar el deporte por televisión.

El abuelo Ramiro cree que el futuro de su nieto como comunicador también será bueno: “Antonio tiene muchas básicas, tiene mucha fe y cree en Dios. Es un hombre muy generoso que no se para por ayudar al necesitado. Tony ya no necesita trabajar. Cowboys siempre va a hacer nuestro equipo y Antonio va a estar cerca de ellos, trabajando, según sé, no sé exactamente [de qué], pero ahí va a estar”.

INSPIRANDO FE
Con el apoyo de un amigo cercano, Ramiro acaba de lanzar un sitio web en el que comparte su fé, la enseñanza de valores familiares y los recuerdos de la infancia de Tony Romo y la familia. Su meta es inspirar a cualquier persona o familia, independientemente de su país, cultura o religión.

Romo y su esposa, por muchos años se han dedicado a servir en la iglesia y al prójimo. Durante el tiempo que vivieron en Wisconsin fueron padres adoptivos, y ambos recuerdan que su objetivo, al recibir a niños que estaba alejados de sus padres, era que las dos partes se reunieran.

“A pesar de estar ocupado a por la educación de los niños de nosotros, hacíamos tiempo para irnos a educar a la universidad (Marquette, Milwaukee), [a estudiar] un poco de teología”, señala Ramiro, sobre la instrucción que recibió junto a su esposa.

Durante la larga entrevista con Hoy Dallas, Ramiro también recordó que le tocó ver las injusticias que le ocurrían a los trabajadores migrantes que llegaban a Wisconsin y pudo convencer a un sacerdote para ir a los ranchos a hablar por los latinos que trabajaban en condiciones lamentables. Poco después se volvió comunicador radial y nunca ha dejado de predicar la fe en español.

“Nuestra fe es lo que tú crees sin mirar. Hay que practicar la fe no haciendo el mal”, concluyó.