DALLAS -- La calle Bedford, en donde vive el señor Ramón Hernández Alardín, abarca solamente una cuadra. Ahí lleva rentando cuatro años, y si por él fuera, seguiría en el lugar por más tiempo, aunque hasta ahora no sabe si tendrá que salirse el próximo mes o le darán otras opciones.
Un veterano de guerra de Vietnam (1965-1969), Hernández es uno de los tantos inquilinos de HMK que tienen orden de desalojo para el 3 de junio. Su casa, según informó, está ubicada cerca de la iglesia Santa María, en West Dallas, área en la que dice sentirse "a gusto y contento".
A sus 75 años, Hernández pasa sus días ayudando a otros y atendiendo a sus perros. También se siente comprometido con los casi cien pajaritos que se acercan a diario a su casa para recibir alimento.
"Me conocen ya los pajaritos, me siguen mucho. Me esperan, ya me conocen, pero si llega alguien que no conocen se van, se desparraman", dice sonriendo.
Hernández paga $500 al mes de renta en la modesta vivienda, pero no tiene queja alguna. Dice que sus vecinos le llaman "Santa Claus", porque se dedica a ayudar a otros cuando puede. En la pasada Pascua de Resurrección, por ejemplo, compró canastas para dárselas a los niños que viven cerca.
El viernes, junto a otros inquilinos de HMK que están en su misma situación, el señor Hernández acompañó al propietario de la compañía y a su equipo legal a solicitar ante una corte una extensión para quedarse más tiempo en sus viviendas (de 12 a 18 meses). Pero sin tomar una decisión al respecto, el juez Kenneth Molberg los citó a una nueva audiencia para dentro de una semana, el 12 de mayo.
De las 300 casas que HMK ha retirado oficialmente del mercado de rentas, aproximadamente la mitad ya están vacías, pero el destino de quienes siguen rentando es incierto.
El año pasado, Molberg le ordenó a la Ciudad de Dallas que dejara de imponer los nuevos estándares de código de vivienda a HMK, mientras que a HMK le ordenó seguir rentándole a sus inquilinos hasta el 3 de junio. El acuerdo significó un alivio temporal para las familias que recibieron órdenes de desalojo de maera súbita en septiembre pasado, porque HMK argumentó que no podría cumplir con las estrictas normas del nuevo código y prefería cerrar su negocio.
Caridades Católicas recibió un fondo de $300,000 para asistir a los inquilinos en sus mudanzas, pero hasta ahora, solamente han ayudado a 15 personas que se mudaron a otro lugar a rentar.
Las razones por las que los clientes de HMK no quieren dejar el área son varias: Muchos no han encontrado precios que sean razonables para su bolsillo, como en el caso de la señora Lucila de León, quien ha visto opciones disponibles pero muy caras. De León paga una renta de $400 por mes y lo que ha encontrado rebasa los $1.000, además del costo idéntico de depósito para entrar.
El señor Alardin, por su parte, comenta que todos la tienen muy difícil, porque cuando encuentran alguna propiedad vacante, "a los dos días se ocupa".
De León, dijo también, que no recurrió a Caridades Católicas por la misma falta de vivienda accesible cerca de su vecindario, porque de mudarse más allá del código postal 75212, dejaría de recibir atención médica en una Clínica Bautista a donde acude.
La semana pasada, la señora Esther Pérez, al enterarse que HMK había citado a varios de los inquilinos en su mismo predicamento a una reunión para aparentemente hablarles u ofrecerles una extensión, acudió a Vecinos Unidos, esperando ser parte de la junta, pero al llegar al sitio le impidieron pasar.
Pérez afirma que siempre ha cumplido con la renta y le gustaría recibir una extensión. Aunque no está en la lista de firmantes que presentaron la petición a la corte, Kraish Kraish, declaró a Hoy Dallas el viernes al salir de la corte, que si Pérz ha estado al corriente con sus pagos debería de ser beneficiada, si se alcanza una extensión.
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Sandy Rollins, de la Unión de Inquilinos de Texas, dijo que todos los clientes de HMK en la misma situación deberían ser tomados en cuenta [para una extensión].
Pero David Villalobos, de Texas Organizing Project, aclaró la semana pasada que la meta que persiguen ellos, a nombre de los inquilinos, va más allá de una extensión temporal, "buscamos una solución permanente".
Un veterano de guerra de Vietnam (1965-1969), Hernández es uno de los tantos inquilinos de HMK que tienen orden de desalojo para el 3 de junio. Su casa, según informó, está ubicada cerca de la iglesia Santa María, en West Dallas, área en la que dice sentirse "a gusto y contento".
A sus 75 años, Hernández pasa sus días ayudando a otros y atendiendo a sus perros. También se siente comprometido con los casi cien pajaritos que se acercan a diario a su casa para recibir alimento.
"Me conocen ya los pajaritos, me siguen mucho. Me esperan, ya me conocen, pero si llega alguien que no conocen se van, se desparraman", dice sonriendo.
Hernández paga $500 al mes de renta en la modesta vivienda, pero no tiene queja alguna. Dice que sus vecinos le llaman "Santa Claus", porque se dedica a ayudar a otros cuando puede. En la pasada Pascua de Resurrección, por ejemplo, compró canastas para dárselas a los niños que viven cerca.
El viernes, junto a otros inquilinos de HMK que están en su misma situación, el señor Hernández acompañó al propietario de la compañía y a su equipo legal a solicitar ante una corte una extensión para quedarse más tiempo en sus viviendas (de 12 a 18 meses). Pero sin tomar una decisión al respecto, el juez Kenneth Molberg los citó a una nueva audiencia para dentro de una semana, el 12 de mayo.
De las 300 casas que HMK ha retirado oficialmente del mercado de rentas, aproximadamente la mitad ya están vacías, pero el destino de quienes siguen rentando es incierto.
El año pasado, Molberg le ordenó a la Ciudad de Dallas que dejara de imponer los nuevos estándares de código de vivienda a HMK, mientras que a HMK le ordenó seguir rentándole a sus inquilinos hasta el 3 de junio. El acuerdo significó un alivio temporal para las familias que recibieron órdenes de desalojo de maera súbita en septiembre pasado, porque HMK argumentó que no podría cumplir con las estrictas normas del nuevo código y prefería cerrar su negocio.
Caridades Católicas recibió un fondo de $300,000 para asistir a los inquilinos en sus mudanzas, pero hasta ahora, solamente han ayudado a 15 personas que se mudaron a otro lugar a rentar.
Las razones por las que los clientes de HMK no quieren dejar el área son varias: Muchos no han encontrado precios que sean razonables para su bolsillo, como en el caso de la señora Lucila de León, quien ha visto opciones disponibles pero muy caras. De León paga una renta de $400 por mes y lo que ha encontrado rebasa los $1.000, además del costo idéntico de depósito para entrar.
El señor Alardin, por su parte, comenta que todos la tienen muy difícil, porque cuando encuentran alguna propiedad vacante, "a los dos días se ocupa".
De León, dijo también, que no recurrió a Caridades Católicas por la misma falta de vivienda accesible cerca de su vecindario, porque de mudarse más allá del código postal 75212, dejaría de recibir atención médica en una Clínica Bautista a donde acude.
La semana pasada, la señora Esther Pérez, al enterarse que HMK había citado a varios de los inquilinos en su mismo predicamento a una reunión para aparentemente hablarles u ofrecerles una extensión, acudió a Vecinos Unidos, esperando ser parte de la junta, pero al llegar al sitio le impidieron pasar.
Pérez afirma que siempre ha cumplido con la renta y le gustaría recibir una extensión. Aunque no está en la lista de firmantes que presentaron la petición a la corte, Kraish Kraish, declaró a Hoy Dallas el viernes al salir de la corte, que si Pérz ha estado al corriente con sus pagos debería de ser beneficiada, si se alcanza una extensión.
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Sandy Rollins, de la Unión de Inquilinos de Texas, dijo que todos los clientes de HMK en la misma situación deberían ser tomados en cuenta [para una extensión].
Pero David Villalobos, de Texas Organizing Project, aclaró la semana pasada que la meta que persiguen ellos, a nombre de los inquilinos, va más allá de una extensión temporal, "buscamos una solución permanente".