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Por querer estar aquí y allá (Recuerdos del Viejo San Juan)

Por querer estar aquí y allá (Recuerdos del Viejo San Juan)

A pocos días del inicio de la primavera de este 2013 que está por terminar, hice un viaje inolvidable a Puerto Rico, Isla cuya música es de dioses criollos y tiene a la gente más humana que he conocido en una vida entera. Me gusta Puerto Rico. Aquí les cuento:

Después de invertir las pocas horas libres que me quedaban para descansar de mi trabajo rutinario -que nada tenía qué ver con mi pasión por la música- un buen día decidí enfrentar el desafío de dejarlo todo por ir tras el sueño de grabar esas historias hechas canciones que con desvelos y mucha pasión había logrado. Mi madre, que a muy buen tiempo me dijo con esa voz de teniente tan suya -"tú tápate los ojos y vete a Puerto Rico"-, terminó de convencerme.

Al día siguiente, ya en el avión, lloré hasta más no poder; el miedo a "algo" invadía todo mi ser, ¿miedo a qué?, ¿a vivir?, ¿a por fin creer en mí? No sabía lo que me esperaba, sólo sabía que tenía que hacerlo.

Pasó un mes y me sentía enredada, el canto de los coquies se colaba entre los árboles frondosos a la orilla del río, en Carolina. Estaba cansada por las noches de grabación y por tanto ron, sentía que mi cuerpo estaba adolorido, me dolía el corazón, extrañaba a mi hijo. Después de 4 semanas ya notaba mi ausencia, me enteré. Lloraba por él. Lloraba porque no sabía cómo llegaría al otro día al estudio a grabar la última canción de mi primer DEMO musical.

Mi amigo y pianista boricua estaba enojado conmigo, soy una rebelde, decía. 

Me encerré todo un día en un cuartito, con la guitarra, un vaso de agua y un repelente para moscos nucleares que ya se habían comido el 70% de mi piel mexicana.

¿Qué caso tiene componer, me pregunto testarudamente? Escribo 20 canciones y me dan permiso de grabar 3... si supieran cuánto duele componer.

Sigo entretenida con la guitarra, pienso en un viejo amor y la inspiración no entra a la habitación, sabe que sufro ya sin razón. Por todo y nada. Por querer estar aqui y también alla.

Ése es mi problema, no me puedo comprometer.

Tocan la puerta, es el pianista enojón: -"Menache, vamos al Viejo San Juan a un gig de jazz", dice con cierto rencor pero con educación. -"¿Vienes?"

Me trago el orgullo. Acepto, pero no oculto una mirada de niña malcriada.

De camino al Viejo San Juan recuerdo por qué amo ese lugar: porque Puerto Rico creció en mi corazón, porque su gente me aceptó sin vacilar, porque la música me enamoró. Las respuestas siempre estan ahi, pero mi tristeza las empaña.

Terminó la sesión de jazz y la noche se convirtió en mañana. 

No he dormido y voy en taxi al estudio de grabación; calor, dolor excesivo de cabeza y un ingeniero de sonido burlón, pero grabo y sonrío. Y a pesar de que ya hasta duele respirar, termino mi canción.

Es el comienzo de este camino musical, y el final de un viaje emocional y espiritual. Una nueva Michelle regresa a Texas 

 

Michelle Menache es una cantautora de Ciudad Juárez, Chihuahua. Actualmente reside en Lewisville, cerca de Dallas, Texas. Su correo electrónico es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 

Después de invertir las pocas horas libres que me quedaban para descansar de mi trabajo rutinario -que nada tenía qué ver con mi pasión por la música- un buen día decidí enfrentar el desafío de dejarlo todo por ir tras el sueño de grabar esas historias hechas canciones que con desvelos y mucha pasión había logrado. Mi madre, que a muy buen tiempo me dijo con esa voz de teniente tan suya -"tú tápate los ojos y vete a Puerto Rico"-, terminó de convencerme.

Al día siguiente, ya en el avión, lloré hasta más no poder; el miedo a "algo" invadía todo mi ser, ¿miedo a qué?, ¿a vivir?, ¿a por fin creer en mí? No sabía lo que me esperaba, sólo sabía que tenía que hacerlo.

Pasó un mes y me sentía enredada, el canto de los coquies se colaba entre los árboles frondosos a la orilla del río, en Carolina. Estaba cansada por las noches de grabación y por tanto ron, sentía que mi cuerpo estaba adolorido, me dolía el corazón, extrañaba a mi hijo. Después de 4 semanas ya notaba mi ausencia, me enteré. Lloraba por él. Lloraba porque no sabía cómo llegaría al otro día al estudio a grabar la última canción de mi primer DEMO musical.

Mi amigo y pianista boricua estaba enojado conmigo, soy una rebelde, decía. 

Me encerré todo un día en un cuartito, con la guitarra, un vaso de agua y un repelente para moscos nucleares que ya se habían comido el 70% de mi piel mexicana.

¿Qué caso tiene componer, me pregunto testarudamente? Escribo 20 canciones y me dan permiso de grabar 3... si supieran cuánto duele componer.

Sigo entretenida con la guitarra, pienso en un viejo amor y la inspiración no entra a la habitación, sabe que sufro ya sin razón. Por todo y nada. Por querer estar aqui y también alla.

Ése es mi problema, no me puedo comprometer.

Tocan la puerta, es el pianista enojón: -"Menache, vamos al Viejo San Juan a un gig de jazz", dice con cierto rencor pero con educación. -"¿Vienes?"

Me trago el orgullo. Acepto, pero no oculto una mirada de niña malcriada.

De camino al Viejo San Juan recuerdo por qué amo ese lugar: porque Puerto Rico creció en mi corazón, porque su gente me aceptó sin vacilar, porque la música me enamoró. Las respuestas siempre estan ahi, pero mi tristeza las empaña.

Terminó la sesión de jazz y la noche se convirtió en mañana. 

No he dormido y voy en taxi al estudio de grabación; calor, dolor excesivo de cabeza y un ingeniero de sonido burlón, pero grabo y sonrío. Y a pesar de que ya hasta duele respirar, termino mi canción.

Es el comienzo de este camino musical, y el final de un viaje emocional y espiritual. Una nueva Michelle regresa a Texas 

 

Michelle Menache es una cantautora de Ciudad Juárez, Chihuahua. Actualmente reside en Lewisville, cerca de Dallas, Texas. Su correo electrónico es: This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.